Un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, liderado por el reconocido genetista David Sinclair, dio un paso histórico en la ciencia médica: lograron revertir el envejecimiento en ratones y monos mediante una innovadora terapia genética. Tras los prometedores resultados, ya se preparan para iniciar ensayos clínicos en humanos en el próximo año.
En una entrevista reciente en el pódcast Moonshots, conducido por Peter H. Diamandis, Sinclair explicó que su equipo ha conseguido “restaurar la juventud de los tejidos” mediante la activación controlada de genes específicos, conocidos como factores de Yamanaka, capaces de “reprogramar” las células adultas y devolverles características juveniles.
“No es ciencia ficción. Lo hacemos en mi laboratorio de manera rutinaria”, afirmó Sinclair, quien aseguró que el tratamiento ha demostrado mejoras físicas visibles y una reducción medible de la edad biológica en los animales intervenidos. En ratones, por ejemplo, cuatro semanas de terapia con un cóctel molecular bastaron para observar marcadores de juventud. En monos, la intervención logró rejuvenecer el nervio óptico, algo que puede medirse con precisión científica.
El descubrimiento se apoya, además, en herramientas de inteligencia artificial y un enfoque revolucionario de la medicina regenerativa, que busca ir más allá del simple alivio de síntomas para intervenir directamente en el proceso del envejecimiento.
“El problema no es solo el desgaste celular, sino la pérdida de información sobre cómo deben funcionar las células. Esa información está codificada en el epigenoma, y hemos encontrado una forma segura de reiniciarlo, sin necesidad de clonar al organismo ni volver a nacer”, explicó Sinclair.
El próximo gran paso será probar este enfoque en humanos. Los primeros ensayos clínicos estarán centrados en enfermedades oculares, como el glaucoma y la neuropatía óptica isquémica, ya que el ojo es un órgano accesible y permite evaluar con precisión los resultados de las terapias.
La investigación publicada anteriormente en 2020 ya había demostrado que esta terapia podía incluso revertir daños como la ceguera causada por lesiones en el nervio óptico, despertando gran expectativa en la comunidad científica.
Sinclair remarcó que su objetivo final es que estos tratamientos sean accesibles a toda la población. De concretarse, marcarían un antes y un después en la medicina preventiva y en la forma de entender el envejecimiento humano.