El sorpresivo cierre de la Biblioteca Nacional (BNU) para el público general, anunciado en el Día Nacional del Libro, acumula cuestionamientos desde el ámbito político, académico y laboral. La medida comunicada por la directora Rocío Schiappapietra –que tuvo el respaldo del presidente Yamandú Orsi– se tomó sin un plan de reforma, sino con un diagnóstico que no terminó, tal como informó El País.
Esta medida de cierre sin fecha de retorno, y sin un proyecto de reapertura realizado de antemano, ha generado críticas políticas -incluso desde el Frente Amplio-, de sus trabajadores que dicen que se enteraron por la prensa, y de los investigadores vinculados al acervo literario que reposa en el edificio ubicado sobre la avenida 18 de Julio, inaugurado en 1964.
Tras consultar el alcance del proyecto, el costo y los plazos, el ministro de Educación y Cultura, José Carlos Mahía, dijo a El País que no iba a hacer comentarios hasta su cita parlamentaria. El diputado colorado Felipe Schipani convocó al ministro y Schiappapietra a la Comisión de Educación y Cultura para dar detalles de la “desafortunada” decisión. Por ahora, no hay fecha marcada.
El director nacional de Educación, Gabriel Quirici, puntualizó a El País que, “como ciudadano”, ve con “preocupación cualquier cierre de biblioteca”, aunque espera el plan de recuperación para opinar al respecto.
La decana de la Facultad de Información y Comunicación (FIC), Gladys Ceretta, donde funciona la Licenciatura en Bibliotecología, se reunió ayer con Schiappapietra. Fuentes presentes en el encuentro dijeron a El País que el gobierno tiene previsto presentar un “plan concreto” de reforma en un mes aproximadamente. Hoy el Consejo de FIC emitirá un comunicado sobre el cierre.
Ceretta dijo que los problemas de la BNU -descritos por Schiappapietra como las ‘cinco crisis’- se arrastran “desde hace muchísimos años”, de gestiones “muy complicadas”, que “no han tenido muy claro hacia dónde quieren ir”. La decana criticó la dirección previa de Valentín Trujillo. “Lo primero que hizo fue cortar los vínculos con la facultad”, afirmó.
Ceretta valoró el anuncio de cierre parcial como una “oportunidad” para “poner los ojos” en la BNU. Pero para la docente de FIC Mónica Maronna, si la intención del gobierno fue esta, “no fue eficiente” desde el punto de vista de la comunicación.
“Eso funciona si decís: esta es la situación y esta es la alternativa”, es decir, un proyecto con “planificación” y un “plan de contingencia”, algo que dijo, no pasó. “Esto sonó a que no hay un proyecto detrás”, lamentó la también investigadora, que calificó de “apresurado” el anuncio.
Más allá de los problemas edilicios y de personal, Maronna dijo que “hace tiempo” no va a la BNU porque tiene un horario “muy breve” y “no es amigable” para el usuario. “Hay que pensar qué se lee, cómo se lee y dónde se lee”, para arribar a un “proyecto de biblioteca de XXI”, dijo.
La docente de FIC e investigadora Isabel Wschebor si bien marcó que el estado de la BNU es “alarmante”, afirmó que “no puede cerrar”. “Ya sabemos que cuando las cosas se cierran se empiezan a apagar. Para mantener la llama prendida hay que mantener abierto el lugar”, dijo.
Y recordó que cuando la BNU se mudó de la Ciudad Vieja, mientras no se terminaba el edificio actual, “la Udelar alojó a la biblioteca nacional en la Facultad de Derecho”. Por ello, “el Estado puede encontrar soluciones para que estas instituciones no dejen de garantizar los derechos culturales de la ciudadanía”, remarcó.
“Es dramática la situación en Uruguay de la falta de presupuestos, recursos y planes asociados a mejorar la situación de cómo se preserva el patrimonio documental histórico”, graficó Wschebor.
Su inquietud, remarcó, no está enfocada en el acceso para investigadores. “Lo primero es buscar una alternativa para que el servicio público no se dé de baja porque eso es apagar la llama ante la ciudadanía. Estamos muy preocupados”, acotó.
Paulina Szafrán, docente de FIC, dijo que las bibliotecas nacionales tienen el rol de “recopilar, conservar y difundir la producción bibliográfica de un país”, y que la BNU “está muy mal desde hace mucho tiempo”, la “antítesis” de la biblioteca del Palacio Legislativo. Ambos tienen depósito legal, por lo que reciben copias de cada ejemplar que se publica.
Szafrán participó de una reunión en enero con las actuales autoridades del MEC y BNU. Cuando se alertó que era “calamitosa” la situación, “lo que quedó claro es que no había ningún plan” para las bibliotecas, dijo.
La docente se mostró “preocupada” de que la gestión “tomó por sorpresa” el estado de BNU, y que se cierre para “pensar”. “Puedo estar de acuerdo con un cierre, y que después el plan pueda variar, pero con una perspectiva”, destacó.
«El cierre no es un portazo», dijo Orsi
«Hay que hacer una pausa para poder relanzar», dijo ayer el presidente Yamandú Orsi, tras el anuncio del cierre de la Biblioteca Nacional (BNU). «El cierre no es un portazo», aclaró el mandatario, en medio de críticas, desde varios ámbitos, a la sorpresiva decisión.
Orsi dijo que entendió “perfectamente” la explicación que dio la titular de la BNU, Rocío Schiappapietra, destacando que «hay necesidad de pasar a una biblioteca del siglo XXI», valorando que «el mundo hoy utiliza otros recursos, entonces hay que aggiornarse».
Aludiendo al depósito legal, que es la copia de todos los libros publicados que van a la BNU, el presidente graficó sobre la limitada capacidad de la sede de 18 de Julio: «Imagínense un ser vivo que come, come, come; un día llega al límite”. Para Orsi, es necesario ordenar «todo eso que está ahí» y «ponerlo en un lugar donde tenga espacio».
«No está hecho el plan», advierte sindicato
Gabriela Barreto, integrante del sindicato de la Biblioteca Nacional, dijo a El País que se enteraron por la prensa de la noticia del cierre. Pese a que no hay atención al público general, los funcionarios siguen trabajando en el registro ISBN de libros y en el depósito legal, añadió.
“Veníamos avisando la situación de la biblioteca desde hace más de 10 años. Esto iba a explotar en algún momento”, dijo Barreto. De todos modos, el cierre generó “sorpresa”, dijo porque “se dijo que se va a planificar ahora”, cuando “no está terminado el diagnóstico” y “no está hecho el plan”. Apuntó que la directora “no consultó” el cierre “ni a los jefes de las áreas”.