Cinco años atrás, la comunidad matancera despidió al Padre Basilicio “Bachi” Brítez, cura de la Parroquia San Roque González y Compañeros Mártires y personalidad clave en el avance de la urbanización del Barrio Almafuerte (ex Villa Palito), de San Justo.
El Padre Bachi perdió su lucha contra el Covid-19 y otros virus intrahospitalarios el 29 de agosto de 2020, en la Clínica San Camilo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero, a pesar de su ausencia física, su comunidad mantiene vivo el legado y compromiso que demostró a lo largo de los años. Para La Matanza, Bachi continúa siendo una figura de lucha, resistencia y paciencia.
A cinco años de su partida, la comunidad matancera celebró una misa en la Parroquia San Roque González y Compañeros Mártires, donde el cura se desempeñó por más de 30 años. “La comunidad de su barrio reza, recuerda y vive el milagro de su legado”, destacaron desde la Parroquia.
En comunicación con Radio Universidad, el Padre Santiago, encargado de continuar la obra del Padre Bachi, destacó la concurrencia de los vecinos en esta fecha más que significativa. “Fue una gran fiesta. Me impresionó ver tanta gente pasar durante todo el día”, celebró.

Continúan en marcha las obras impulsadas por el Padre Bachi
Asimismo, destacó que las obras de urbanización impulsadas por Bachi y su tarea social continúan en marcha gracias a una comunidad que “sigue apostando”. “Hoy me siento muy honrado de estar continuando esta tarea que él inició. Ya pasaron cinco años y no aflojamos. Y en el medio hubo un padre Charly que encendió la antorcha y la siguió impulsando más allá de a quién le toque estar”, agradeció.
Entre las obras aun vigentes impulsadas por Bachi, el Padre Santiago destacó una panadería para que los jóvenes cuenten con una práctica del trabajo y una práctica del servicio. Además, impulsaron una casa de recuperación, un centro de niños, un espacio maternal. El próximo objetivo es inaugurar un hogar de abuelos.
“Bachi, al igual que el Papa Francisco, entendía que las dos vulnerabilidades que se descartan son los niños y los ancianos. En el caso de los jóvenes, la idea es que tengan una vida digna, con escuela primaria y secundaria, centros de recreación y más espacios”, agregó.


Nacido en Paraguay, el Padre Basilicio “Bachi” Brítez llegó de muy pequeño a la Argentina y se afincó en una villa del Bajo Belgrano. Al poco tiempo, se trasladó a la ex Villa Palito, lugar que marcó su sacerdocio y, también, su opción por la defensa de los más desfavorecidos.
Su nombre fue sinónimo de esperanza, organización y solidaridad. Desde aquel entonces, solo dejó Villa Palito para ingresar al seminario. Un tiempo después, ya convertido en sacerdote, volvió a su hogar para inaugurar la parroquia que, por aquel entonces, se estaba levantando en la villa.
Fotos: La Voz de San José