La poesía siempre hace un camino sin estruendos ni fuegos artificiales y sigue su ritmo personal. Crea su propio universo, su propio territorio y sus propios espacios de circulación. Quizás por eso, es un arte que se eleva con el paso de los almanaques (para la poesía todo es futuro) y donde los lectores van llegando como quien descubre un rubí en un lugar cotidiano (la mesa de novedades de las librerías).
Circe Maia vuelve a las librerías argentinas: el valor de una poeta que ilumina lo cotidiano. Fotos: Iván Franco / Gentileza Caballo NegroEsto crea, necesariamente, una certeza: la poesía ocupa un lugar único, y por supuesto necesario, en el panorama literario, lingüístico y psíquico-emocional de cualquier época. ¿Por qué? Porque la experiencia que produce leer poesía, y lo que queda en el lector luego de eso, no es posible de ser reemplazado por ninguna otra cosa.
En su reciente libro, ¿Por qué es tan difícil leer un poema? (Malba Literatura), el lingüista y poeta peruano Mario Montalbetti se hace tres preguntas: “1- ¿Qué es lo que no se puede decir? 2- ¿Cómo se escribe lo que no se puede decir? 3- ¿Por qué es que lo que no se puede se puede decir se debe escribir?” Y luego se responde: “1- Lo que no se puede decir es el sentido expresado en el camino de vuelta. 2- Escribiendo un poema. 3- Porque lo que no se puede decir (el sentido) se puede leer en lo que está escrito».
La poesía dice lo que no se puede decir de ninguna otra manera. Por lo tanto: sin meterse en la poesía (leer, escribir o como sea) no hay comprensión verdadera de la realidad. Lo que nos lleva directamente a Un río secreto (Caballo Negro), la poesía reunida de la poeta uruguaya Circe Maia (1932).
Apenas una antología
Durante años, lo único que circulaba en la Argentina de Circe Maia era una antología llamada La pesadora de perlas (Viento de fondo, 2013). Y lo que tenía de atractivo, además de acercarnos, claro, su poesía, era que el libro tenía como introducción una conversación extensa entre la escritora cordobesa María Teresa Andruetto, y esto permitía ingresar hacia el interior de la obra de Maia.
Y la poeta revela cosas como estas: “El tema del tiempo es una obsesión. La forma de existir del futuro es misteriosa, parece que viene levantando vuelo desde lejos y se viene”; “Siempre quiero claridad. Me parece que lo que hacen las metáforas, en realidad, es hacernos sentir más profundamente una realidad”; “La escritura es nocturna, pero ya trabajada mentalmente durante el día. Podés estar cortando una papa, y en ese momento aparece, tal vez no en relación con la papa, puede aparecer en relación con otra cosa”; “si te ponés demasiado consciente de tu propio yo, se produce una separación penosa, propia en realidad del hombre: separarse del mundo y ponerse en una actitud más bien contemplativa, o demasiado reflexiva, demasiado intelectual, y que se debilite lo vital, la realidad, la fuerza”.
Y estas son palabras que nos pueden servir como puerta de entrada a Un río secreto: una obra de obsesiones que se van ampliando a medida que el tiempo (el mayor de los misterios) va pasando. Una obra como la de Circe Maía se gesta y avanza de ese modo: con reiteraciones y pequeñas innovaciones en sus intereses, que tampoco están tan lejos de sus obsesiones originarias. Es como si la poeta nos dijera: mi mundo no lo hice en siete días, lo hice durante cada día de toda mi vida. Eso es una poeta: alguien que decidió alumbrar el abismo con palabras.
Docente de filosofía durante más de 30 años, traductora de Dylan Thomas, William Carlos Williams, Shakespeare, Kavafis, Robin Fulton y Ezra Pound, entre otros, y narradora (Un viaje a Salto cuenta el paso por la cárcel de su marido, tupamaro durante la dictadura uruguaya), Circe Maia escribe como una poeta que no da nada por sentado, y todo requiere mirarlo bien, mejor, y de ahí redescubrirlo: el entorno, el cotidiano, pero además el interior y todo lo que hay en esa distancia entre uno y el mundo.
Circe Maia. Archivo Clarín.Desde su primer libro, Voces del agua, publicado recién en 2020 que muestra a una adolescente con una escritura consumada, hasta Dualidades, su último trabajo que apareció en el 2014, se sostiene en Maia una búsqueda de la trascendencia en aquello que nos rodea. Puede ser una juntada, puede la luz que ingresa de algún lado, puede ser un pensamiento, puede ser una sensación, puede ser la observación de un cuadro, puede ser las ganas de cambiar el mundo.
Palabras cercanas
En esta búsqueda, necesariamente, las palabras son las que más cerca se encuentran. Esta decisión, usar el habla coloquial para llegar lo más lejos que se pueda, permite que los poemas funcionen con un nivel de accesibilidad fabulosa: “Empieza a dibujarse una figura/que es el ser que ya fue; más familiar a veces/que el que aparece ahora en el espejo.//Ese otro comienza a desprenderse/y ya empieza a habitar otros lugares/a sentarse en sillones que no existen/a pasearse en la lluvia, levantando la cara//y la mirada aquella –la del asombro- ahora/ya salió de los ojos//y tal vez no regrese».
Poemas así, sólidos y fluidos, extraordinarios en su simpleza y en su largo alcance filosófico y sentimental, está plagado Un río secreto. Una obra que pone al alcance de los lectores de esta geografía una de las poetas más relevantes de lengua castellana.
Circe Maia vuelve a las librerías argentinas: el valor de una poeta que ilumina lo cotidiano. Fotos: Iván Franco / Gentileza Caballo NegroY es un libro que lleva a considerar otra cuestión. Lo importante que es la reaparicicón en el mercado editorial de voces como la de Circe Maia para que los lectores argentinos indaguen en la vasta poesía uruguaya que todavía falta descubrir.
Se puede decir, con alegría, que hay muchísimo más que Idea Vilariño y Marosa Di Giorgio, quienes ya fueron canonizada por redes sociales hace tiempo, por conocer. La llegada de Circe Maia en este momento histórico se puede sumar a un mapa que amplía su profundidad junto a Selva Casal (publicada por Lantén) e Ida Vitale (publicada por Caballo Negro).
Para un lector de poesía se viven momentos de privilegio en cuanto al acceso a poéticas que enriquecen la diversidad y complejidad de la literatura latinoamericana. Hay mucho camino por recorrer todavía porque, lo sabemos, la poesía solo es para los verdaeros aventureros.
Poesía completa, de Circe Maia (Caballo Negro).

