Un servidor, que lleva ya casi un cuarto de siglo dedicándose a la información local, no pierde la esperanza de presenciar el momento en que se hagan realidad grandes proyectos de la ciudad anunciados al inicio de este milenio –o incluso mucho antes– a bombo y platillo, guardados en un cajón y resucitados siempre que alguien se aburre, agota ideas y se acuerda de ellos, o cuando al responsable político de turno se ve capaz de ilusionar con algo nuevo-viejo a los incrédulos barceloneses.
No incluyo en esta categoría de eternas promesas la culminación de la Sagrada Família, cuyas obras avanzan a un ritmo vertiginoso para los parámetros locales; ni la superestación de la Sagrera, que tras un largo camino parecido al del calvario avanza a velocidad crucero; ni siquiera esa plaza de las Glòries que por fin otea la meta 12 años después del desmontaje del tambor central. Sí quiero referirme a dos clásicos de ayer, hoy y mañana de los que se ha vuelto a hablar en los últimos días: la Biblioteca Provincial y el Banco de España en plaza Catalunya.
Salvador Illa, Ernest Urtasun, Jaume Colboni, Sònia Hernàndez y Lluïsa Moret, en el acto de colocación de la primera piedra de Biblioteca del Estado.
David Zorrakino – Europa Press)
Desde que en 1987 el entonces ministro de Cultura, Jorge Semprún, recuperó un compromiso que se remonta al primer tercio del siglo ¡XIX!, y planteó la construcción de la Biblioteca Provincial, este proyecto ha perdido hasta el nombre (ahora es Biblioteca del Estado). Barcelona es la única capital de provincia, si descontamos, por razones obvias, Bilbao, San Sebastián y Pamplona, que carece de un equipamiento de este tipo. Las obras para su construcción arrancaron en el 2001 (en el cartel anunciador aún figuraba la inversión en pesetas) pero la ubicación elegida, el antiguo mercado del Born, quedó descartada cuando el peso de la historia y la memoria del 1714 paralizaron los trabajos. La semana pasada se puso la primera piedra de la biblioteca, trasladada a unos terrenos contiguos a la estación de França, que no será una realidad hasta dentro de cinco años y medio… si no surgen nuevos contratiempos. Barato no saldrá: 82 millones de euros de presupuesto inicial. Pero más vale tarde, muy tarde, que nunca.
Biblioteca Provincial por fin: hace casi cuatro décadas que el Estado recuperó un compromiso de hace 200 años
Lo que estos ojos dudo que vean es la reconversión de la sede del Banco de España en Barcelona en cualquier otra cosa. En un encuentro que organiza Barcelona Oberta, comerciantes y entidades de Ciutat Vella volvieron a poner sobre la mesa la exigencia de la cesión por parte del Estado de este edificio, que debe ostentar el récord mundial de metros cuadrados disponibles por trabajador.
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Algunos, no sé si a modo de provocación o de guasa, verían con agrado la transformación de esta esquina de oro, en la embocadura del Portal de l’Àngel Inditex, en un hotel de lujo, aunque para ello habría que revisar el plan de alojamientos turísticos, otro improbable. Por pedir que no quede. En el caso del Banco de España viene haciéndose desde hace décadas, incluso para reclamar su transformación en la antes citada biblioteca, pero ¿de verdad alguien cree que la administración central, gobierne quien gobierne, va a estar por la labor?





