Cuando un padre o una madre entran en la destartalada habitación de su hijo adolescente, suele producirse una acalorada discusión que bascula entre la llamada al orden de los primeros y la indiferencia del segundo. Jaume Collboni ha querido ser en estos dos años esa figura paternal, tratando de resolver un hipotético caos llamado Barcelona. Lo llamó Pla Endreça. Ahora, a medio mandato, pasada la escoba, llega el momento de la reestructuración que sigue a la vorágine y que debería servirle para presentarse a las elecciones municipales de 2027 con resultados más concretos que teóricos. ¿Hoja de ruta? La ha desgranado este lunes el propio alcalde en una conferencia en Madrid: una vez recuperado un cierto orden, sería el momento de centrarse en la vivienda para “garantizar el derecho de los barceloneses a quedarse a vivir en la ciudad”.
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Bajo el título Barcelona es capital, Collboni ha desplegado una paleta de planes a medio y largo plazo que traerán cambios, a su entender, a la altura de lo sucedido en los años previos a los Juegos del 92, argumento que ya usó a finales de febrero, cuando dijo que se viene, en la próxima década, una inversión pública en la capital catalana cercana a los 10.000 millones de euros. Pero eso es el largo plazo, y muchos en casa podrían decir eso de “nosotros esto ya no lo veremos”, así que también ha puesto las luces cortas. Es algo, además, que le solicita la sociedad civil, tal y como este diario recogió el domingo, con la opinión de una quincena de entidades que dieron un aprobado justito al alcalde al valorar sus primeros dos años a los mandos de Barcelona.

Collboni, este lunes, bajo el lema con el que se ha presentado en Madrid para hablar de la Barcelona que está por venir
Dani Duch
Sobre vivienda, más allá de recordar su objetivo de eliminar en noviembre de 2028 los 10.000 pisos turísticos que operan de manera legal en Barcelona, el alcalde un compartido un atrevido diagnóstico global: “El mercado ha fallado y no prevé ese bien básico que es la vivienda; y si el mercado falla, la administración tiene que intervenir”. Ninguna mención, sin embargo, a los efectos que la reserva del 30% de vivienda social en nuevas construcciones y grandes rehabilitaciones ha tenido en la ciudad, una normativa que está pendiente de una actualización que solo podrá llegar de la mano de un acuerdo entre PSC y Junts en el Ayuntamiento. En cualquier caso, ha aseverado Collboni, el “derecho de los barceloneses a quedarse en la ciudad no está garantizado” y será la guía, ha avanzado, de su segunda parte del mandato municipal.
El mercado ha fallado y no prevé ese bien básico que es la vivienda”
Jaume CollboniAlcalde de Barcelona
El líder del PSC en la capital catalana ha insistido en la idea de un cierto renacimiento tras una etapa, ha esgrimido, en la que la ciudad ha carecido “de ambición, visión y proyectos”. Una era en la que muchos planes “se quedaron encallados en un cajón”. La recuperación del teatro Arnau para el Paral·lel o el regreso del Capitol en la Rambla, la ampliación del MNAC, la llegada de la colección Thyssen al palacio Marcet (antiguo cine Comedia), la tasa turística que paga la climatización de 170 escuelas públicas, la musculación del aeropuerto de El Prat, la reforma de la estación de Sants o el resurgir del edificio Estel en la avenida Roma, que el jueves se inaugura como nueva sede de la farmacéutica AstraZeneca a la espera de que la calle, con un aspecto muy primitivo, también afronte una rehabilitación integral.
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Con todo, el alcalde ha defendido que la capital catalana atraviesa por un momento de “eclosión” que afecta tanto a la cultura como a la tecnología o la movilidad. “Barcelona ha vuelto y ha vuelto a creer en sí misma”, ha resumido, una afirmación que recuerda su lema de campaña de las elecciones de 2023, De nuevo, Barcelona. En ese ademán de mirar al pasado, Collboni ha evocado en tres ocasiones, en distintas versiones, “el hilo rojo democrático que alumbró una ciudad cosmopolita, desacomplejada y orgullosa de sí misma”. Es decir, cualquier tiempo pasado -y por pasado se entiende lo anterior a Xavier Trias y Ada Colau y también a la década en la que la ciudad “fue un instrumento político supeditado a otros proyectos políticos”- fue mejor.

Collboni, este lunes, tras ser presentado por Meritxell Batet, exministra y expresidenta del Congreso de los Diputados
Blanca Millez / EFE
En su discurso, el regidor de Barcelona ha tenido palabras de elogio hacia Pedro Sánchez y Salvador Illa. A ambos les ha agradecido la “visión y el coraje político” que ha propiciado el “retorno a un clima de convivencia y normalización institucional”. Pero la mención más sentida de la mañana ha sido, cómo no, para Pasqual Maragall. Primero, por aquello de que los cambios a escala global no son posibles si antes no atiendes a los barrios. Y segundo, al recordar aquel artículo de 2001 en el que el alcalde olímpico dijo aquello de “Madrid se va”, en referencia a una capital del Estado que parecía alienada de la realidad del resto de España. Collboni ha recogido ese hilo (rojo): “Si hace casi 25 años alguien dijo “Madrid se va”, Hoy decimos que Barcelona ha vuelto.