
Barcelona
El gobierno del alcalde Jaume Collboni está desencallando buena parte del gran proyecto de transformación urbanística de Vallcarca enterrado en un cajón de la plaza Sant Jaume desde hace más de tres lustros. Ello supondrá la apertura de una gran plaza de unos 2.800 m2 en el corazón de este barrio del distrito de Gràcia durante el próximo mandato, así como la construcción de más de 500 viviendas, de un depósito de aguas pluviales y también de nuevas zonas verdes.
Allá por el 2002 el Ayuntamiento de Barcelona aprobó una modificación del Plan General Metropolitano que básicamente dibujó una rambla con un montón de árboles cruzando el barrio. Se trata de la muy controvertida Rambla Verde de Vallcarca. Así desapareció la Casita Blanca. Pero luego de que el Ayuntamiento realizara las primeras expropiaciones y demoliciones y también plantara los primeros maceteros en el lado más próximo a la plaza Lesseps el proyecto cayó en el olvido. La crisis del ladrillo y el ninguneo de sucesivos gobiernos municipales de variados colores que siempre encontraban algo mejor que hacer condenaron a este rincón del distrito de Gràcia a una muy lenta degradación urbanística: inmuebles echados a perder tras años y años de afectaciones, solares dejados a la mano de Dios, asentamientos de chabolas…
El proyecto también supondrá la construcción de pisos, zonas verdes y un depósito pluvial
La primera teniente de alcalde y también concejal responsable del distrito de Gràcia, Laia Bonet, y la arquitecta jefe del Ayuntamiento, Maria Buhigas, anunciaron este jueves que el Ayuntamiento destinará 7,6 millones de euros a la expropiación y al derribo de cuatro fincas con fachadas a la avenida Vallcarca y a la calle Bolívar. En estos inmuebles el Ayuntamiento cuenta una quincena de viviendas y unas cuantas actividades económicas. De esta manera el Consistorio se hará con la manzana también delimitada por las calles Ballester y Agramunt. “Y así el barrio de Vallcarca podrá salir de una vez de la situación de provisionalidad en la que se encuentra desde hace mucho tiempo –señaló la teniente de alcalde Bonet–. La Rambla Verde está parada desde hace más de 15 años. Nos enfrentamos una transformación tan necesaria y urgente como complicada”. Quedará aún un buen tramo de Rambla Verde por abrir, pero esa es una empresa que habrá de encarar el próximo gobierno municipal.
La arquitecta jefe Buhigas detalló que los detalles de este nuevo espacio público quedarán definidos en el correspondiente proceso participativo, pero que la idea es jugar con la inclinada topografía del lugar y a un lado plantar árboles de hojas perennes y caducas para que den sombra en verano y dejen pasar al sol en invierno, y enfrente disponer bancos, columpios, mesas de pin pon y demás elementos que inviten a la gente a echar ahí un rato. La teniente de alcalde Bonet agregó que las obras arrancarán en los primeros compases del próximo mandato. Y también aquí, bajo tierra, antes de que se urbanice el nuevo tramo de la Rambla Verde, se construirá un depósito de aguas pluviales con una capacidad de 27.000 m3.
Lee también
La tranformación de Vallcarca, prosiguió la teniente de alcalde, también vendrá de la mano de la construcción de 522 viviendas, de ellas hasta 204 serán públicas. Estas edificaciones también comportarán la reurbanización de unos cuantos viales.“Se trata de un distrito muy denso dónde es muy difícil tener disponibilidad de suelo para poder incrementar el parque público”, destacó Bonet. Ya comenzaron las obras de algunos los 60 pisos que un par de entidades sin ánimo de lucro levantarán en sendos solares municipales en el entorno del futuro Parc Central de Vallcarca, en el otro extremo del barrio, junto al puente.
El gobierno del alcalde Collboni ya dijo que confía en que esta nueva zona verde del distrito abrirá sus puertas antes de que concluya el presente mandato. Lo que ocurre es que las obras del Parc Central de Vallcarca no podrán terminarse antes de que el asentamiento de gitanos rumanos dedicados a la chatarra aquí dispuesto desde hace más de diez años sea desalojado. Esta misma semana el Ayuntamiento puso en marcha los procesos administrativos pertinentes para recuperar este lugar. Muchos vecinos piden al Ayuntamiento que ofrezca alternativas a los chabolistas. Otros dicen que están hartos de convivir con una gran chatarrería ilegal.
Trincheras vecinales
La verdad es que tantos años de incertidumbre también alimentaron la polarización vecinal en torno a los beneficios de desarrollar o no la controvertida Rambla Verde. Varias asociaciones del barrio denunciaron ayer mismo la “falta de diálogo” del ejecutivo de Collboni. Son básicamente las entidades que de toda la vida se oponen al proyecto ahora de nuevo sobre la mesa. Lamentan que en dos años y medio de mandato el alcalde de Barcelona no haya promovido ningún espacio de participación sobre el futuro de Vallcarca para abordar cómo prevé el Ayuntamiento sacar adelante un plan basado en “seguir derribando fincas donde ya hay vivienda”. Estas entidades también aseguran que los planes municipales alimentarán la gentrificación.