
En medio de las montañas y los valles fértiles de Colombia, aún hay millones de personas que no pueden permitirse algo tan básico como una dieta saludable. Aunque el país ha hecho esfuerzos en el ámbito rural y en la protección social, las cifras del más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dibujan un panorama preocupante.
El documento, titulado El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, ubica a Colombia como el segundo país de América Latina con más personas incapaces de costear una alimentación adecuada: 19,1 millones en total. Solo Brasil, con 50,2 millones, está por encima.
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Pero, el dato más inquietante no es ese. En siete años, entre 2017 y 2024, la proporción de colombianos que no logra acceder a una dieta balanceada pasó del 31,7% al 36,1%. Es decir, el país no solo empeoró, ha retrocedido.
Una dieta saludable, según la FAO, no se trata de lujos ni de modas, debe ofrecer los nutrientes esenciales y la energía necesaria para mantener el cuerpo sano y activo. Eso incluye alimentos variados, con equilibrio entre proteínas, carbohidratos y grasas, y un consumo moderado de azúcares, sal y productos ultraprocesados. Para millones de colombianos, ese estándar sigue siendo inalcanzable.
Colombia no está sola en esta situación, pero su posición dentro del grupo de 11 países latinoamericanos analizados no es favorable. Con una tasa del 36,1%, supera por más de 10 puntos porcentuales el promedio suramericano (25,7%) y está por encima del promedio regional de América Latina y el Caribe (27,4%). Panamá y Chile presentan cifras aún más altas, con 43,7% y 40,2%, respectivamente. Pero mientras Chile logró reducir ese porcentaje en casi ocho puntos en los últimos años, Colombia va en la dirección opuesta.
Y si bien Ecuador presenta una situación más alentadora, puesto que, solo el 4,9% de su población no accede a una dieta saludable. Belice aparece como el país con el mayor porcentaje con 62,4% de sus habitantes enfrentan esa dificultad.

El informe de la FAO también expuso otro dato clave, el 28,7% de los colombianos enfrentó inseguridad alimentaria moderada o severa en 2024. Esto significa que casi uno de cada tres ciudadanos tuvo problemas para obtener comida suficiente y nutritiva. Hace diez años, esa cifra era de apenas el 20,7%.
La inseguridad alimentaria severa implica hambre real, personas que pasan días sin comer. La moderada, en cambio, suele significar reducción de porciones o menor calidad nutricional en los alimentos. En ambos casos, la consecuencia es la misma, salud comprometida y menos oportunidades para desarrollarse.
En América del Sur, Argentina lidera en esta preocupante clasificación, con un 33,8% de su población afectada. Ecuador también supera a Colombia, con un 33,3%. El alza es significativa en todos estos países, lo que revela una tendencia regional preocupante.
No todo es negativo. Colombia implementó iniciativas que buscan revertir esta situación, sobre todo en las zonas rurales. Entre 2012 y 2022, el Programa de Desarrollo de Capacidades Empresariales Rurales logró aumentar en un 34% el ingreso per cápita de los beneficiarios, los salarios en un 36% y los activos familiares en un 10%. Además, quienes participaron del programa experimentaron una mayor diversidad alimentaria y fueron menos vulnerables frente a crisis climáticas.

El país también apostó por iniciativas como “Jóvenes Emprendedores Rurales” y “El Campo Emprende”, ambas impulsadas por el Ministerio de Agricultura, con el objetivo de fortalecer el emprendimiento y las asociaciones en zonas rurales. Estos esfuerzos buscan no solo mejorar la producción, también garantizar que más colombianos puedan acceder a alimentos de calidad.
Además, programas sociales como Familias en Acción son fundamentales para amortiguar los impactos del hambre en las poblaciones más vulnerables. Según la FAO, América Latina logró avances en la lucha contra la desnutrición gracias a sistemas de protección no contributiva, como transferencias condicionadas y pensiones básicas.
Colombia tiene tierras fértiles, tradición agrícola y programas en marcha. Pero mientras millones de personas no puedan acceder a alimentos nutritivos de forma constante, la seguridad alimentaria seguirá siendo un objetivo pendiente.