
La propuesta de crear un nuevo fondo regional para dinamizar la transición energética comenzó a tomar forma discretamente entre reuniones técnicas y conversaciones diplomáticas realizadas en distintos escenarios internacionales. En ellas, Colombia y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) coincidieron en la necesidad de disponer de un instrumento financiero propio de la región, capaz de apalancar proyectos relacionados con energías limpias y tecnologías asociadas.
De esa coincidencia surge el Fondo de las Transiciones Energéticas de América Latina y el Caribe (Fontelac), una iniciativa cuyo alcance va mucho más allá del debate técnico, pretende movilizar recursos para impulsar redes eléctricas modernas, almacenamiento, hidrógeno verde, eficiencia y mecanismos de justicia energética en territorios donde la brecha de acceso sigue siendo evidente.
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El proyecto empezó a tomar fuerza durante el periodo en el que Colombia ejerció la Presidencia Pro Tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Desde entonces, la apuesta se presentó como parte del legado nacional en ese rol. Sin embargo, más que un sello político, lo que aparece es un primer intento serio por articular a la región alrededor de un fondo específico para la transición energética, un campo donde América Latina avanza, pero aún enfrenta desafíos financieros y tecnológicos.
Aunque la iniciativa se anunció públicamente en los últimos días, no surgió de improviso. Durante la Cumbre Celac-UE, la viceministra de Energía, Karen Schutt, sostuvo una reunión con Rodrigo Peñailillo, representante de CAF en Colombia, para revisar el estado del proceso. Allí discutieron avances y pasos a seguir para que la propuesta se traduzca en inversiones reales. En ese espacio, la funcionaria destacó la relevancia de este instrumento para los países del bloque: “Con el Fontelac, Colombia deja un legado regional que demuestra que la cooperación y la integración energética son el camino hacia un futuro sostenible para todos”.
Aunque la afirmación suena ambiciosa, la intención del fondo apunta a resolver un problema concreto: la dificultad de financiar proyectos energéticos que, por su escala, innovación o riesgo, requieren de un respaldo institucional más amplio. En palabras sencillas, Fontelac quiere convertirse en un vehículo para lograr que las ideas lleguen a construcción y operación, especialmente en países donde los costos de capital y las barreras regulatorias son mayores.

Entre sus prioridades aparece el financiamiento de energías limpias y tecnologías para almacenamiento, un punto clave si se tiene en cuenta la necesidad de gestionar la intermitencia de fuentes como la solar y la eólica. También contempla inversiones en redes eléctricas inteligentes, esenciales para aumentar la estabilidad del sistema, así como en programas de justicia energética, cuyo propósito es llevar servicios de calidad a comunidades tradicionalmente excluidas.
Otro de los capítulos en los que pretende avanzar es el hidrógeno verde, un sector emergente en la región. Su inclusión dentro de las líneas de trabajo del fondo no solo reconoce las posibilidades técnicas que existe para su desarrollo, sino que puede otorgarle a la región una posición competitiva a futuro frente a la economía del hidrógeno.
Por su parte, el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, presenta este proceso como una forma de cooperación internacional que busca una transición justa, sostenible e integrada. Más allá de la retórica, lo cierto es que la propuesta intenta articular esfuerzos que ya ocurren en los países, pero de manera aislada.

Si bien Fontelac es anunciado como el primer fondo regional para apoyar la transición energética en América Latina y el Caribe, todavía deberá superar varias etapas institucionales para iniciar operaciones. Falta claridad sobre los montos iniciales, su gobernanza interna y la ruta para que los países presenten proyectos elegibles. Lo que sí es claro es que, de concretarse, se trataría de una herramienta adicional para acercar recursos a iniciativas ambientales que hoy avanzan con lentitud por falta de financiación.





