Con el comienzo del ciclo lectivo, muchos estudiantes y profesionales se encuentran con el mismo problema: una computadora lenta que no acompaña el ritmo de las tareas diarias. Pero antes de pensar en comprar una nueva, hay opciones para mejorar el rendimiento sin gastar de más. La clave está en actualizar algunos componentes esenciales.
El rendimiento de una computadora depende de tres elementos fundamentales: el procesador (CPU), la memoria RAM y el disco de almacenamiento. De ellos, el CPU es el único que no puede reemplazarse fácilmente.
«Afortunadamente, en la mayoría de los casos es lo único que no necesitas tocar. Sólo con aumentar la memoria y cambiar a una unidad de estado sólido, que es más veloz y segura que un disco mecánico, se solucionan la enorme mayoría de los problemas de rendimiento«, explica José Luis Fernández, gerente de Tecnología de Kingston para Latinoamérica.
Acá, paso a paso, qué tener en cuenta para el ciclo lectivo 2025.
Más memoria RAM para una mayor fluidez
Las aplicaciones actuales requieren cada vez más memoria RAM. La memoria RAM (Random Access Memory) es un componente esencial de cualquier computadora o dispositivo electrónico, ya que almacena temporalmente los datos y programas en uso para que el procesador pueda acceder a ellos rápidamente. Cuanta más RAM tenga un equipo, más aplicaciones podrá ejecutar al mismo tiempo sin ralentizarse.
«Hoy en día, tanto en el hogar como en la oficina, el mínimo recomendado es de 16GB. Entre el sistema operativo, las aplicaciones de oficina y un navegador con varias pestañas abiertas, los 8GB pueden resultar insuficientes«, señala Fernández.
Para mejorar el rendimiento, es posible agregar módulos de memoria compatibles con el equipo. Dependiendo del modelo, se podrá optar por módulos DDR4 o DDR5, en capacidades de 8GB o 16GB, con configuraciones simétricas o asimétricas según el presupuesto.
Un SSD para acelerar todo el sistema
Kingston NV3, disco de estado sólido. Foto: KingstonOtro componente clave tiene que ver con el disco donde corren las aplicaciones. La diferencia entre un SSD y un HDD radica en su tecnología de almacenamiento: el HDD usa discos mecánicos y un cabezal de lectura/escritura, lo que lo hace más lento y propenso al desgaste, mientras que el SSD utiliza memoria flash, sin partes móviles, logrando mayor velocidad, resistencia y eficiencia. Un SSD permite que la computadora arranque más rápido y cargue programas en menos tiempo, mientras que los HDD siguen siendo una opción más económica para almacenar grandes volúmenes de datos.
Si el equipo aún cuenta con un disco mecánico (HDD), este puede ser el principal responsable de la lentitud. «Es vital reemplazarlo por una unidad de estado sólido (SSD), que aumentará de cinco a diez veces la velocidad de arranque y hará que todo el sistema sea mucho más ágil«, recomienda Fernández.
«Los SSD más modernos utilizan la tecnología NVMe y pueden alcanzar velocidades de hasta 6000 MB/s, como el modelo Kingston NV3», explica la empresa. Este tipo de unidad permite mejorar significativamente el tiempo de respuesta de la computadora y optimizar el almacenamiento.
Otras alternativas para el almacenamiento externo
Para quienes buscan una solución portátil, los pendrives también son una opción útil para almacenar documentos y archivos. «El Kingston DataTraveler Exodia es compatible con USB 3.2 Gen 1 y está disponible en versiones de hasta 256GB«, agregan.
En conclusión, actualizar la computadora antes de volver a clases puede ser la mejor inversión para evitar problemas de rendimiento. Con una mayor memoria RAM y un SSD moderno, incluso un equipo de hace cinco o seis años puede arrancar en pocos segundos y manejar las aplicaciones actuales sin inconvenientes.
Así, es posible extender la vida útil de la PC sin necesidad de gastar en una nueva.
