Con la llegada de la ola polar y las temperaturas bajo cero, las plantas de exterior también sufren los embates del invierno. Hay especies que no están adaptadas a condiciones tan severas, y frente a este panorama, resulta fundamental adoptar medidas preventivas para evitar que las heladas deterioren su salud y aspecto. Te contamos cómo cuidar tus plantas acá.
Las temperaturas bajas y la ola polar pueden afectar gravemente a las plantas que no están preparadas para el clima hostil y, si no se toman ciertas precauciones, las hojas de las plantas se queman, sus raíces se congelan y no sobreviven al invierno.
Por eso existen consejos y recomendaciones para evitar que el frío arruine tus plantas. No se trata de gastar plata en soluciones sofisticadas, sino de aplicar algunos cuidados simples, pero efectivos, que marcan la diferencia entre una planta marchita y una que resiste hasta la primavera.
Consejos para cuidar tus plantas de exterior en invierno
- Uno de los cuidados esenciales en esta temporada es la correcta hidratación. Aunque pueda parecer contradictorio, el agua cumple una función clave en la protección contra el frío: ayuda a regular la temperatura interna de las plantas y a mantener sus tejidos más resistentes. Sin embargo, es importante saber qué rutina de riego necesita cada planta según la estación del año.
- Por otro lado, el consejo más simple es mover las plantas que tengas en el patio cerca de una pared, o bajo un alero que las proteja del viento helado. Las paredes orientadas al norte suelen conservar más calor, por lo que ubicarlas allí puede generar un microclima favorable.
- Las especies tropicales y subtropicales son, sin duda, las más vulnerables. Acostumbradas a temperaturas elevadas, sufren más que otras ante las bajas temperaturas. Para ellas, lo más recomendable es reubicarlas en zonas protegidas, como galerías o invernaderos improvisados.
- Se aconseja agrupar varias macetas juntas, ya que se genera un efecto de “masa térmica” donde el calor se conserva mejor entre ellas. Además, evitar el contacto directo con el suelo es esencial: colocar las plantas sobre cajones de madera o pallets puede cortar el frío ascendente. Del mismo modo también se aconseja cubrir durante la noche las plantas con mantas térmicas, telas antiheladas o incluso plásticos especiales.
- Ante los fríos extremos, las plantas pueden presentar señales de estrés. Hojas con manchas marrones, bordes quemados, flores marchitas o crecimiento detenido son claros indicadores de que la planta ha sufrido el frío. Ante estos síntomas, se debe actuar con prudencia: no conviene podar de inmediato, ya que el daño puede extenderse si no se espera a que mejore el clima.
- Por último como ya mencionamos, la hidratación es un factor clave, ya que durante el invierno, muchas especies entran en un período de descanso, por lo que no necesitan tanta agua. Es clave evitar el riego excesivo: solo regá cuando notes la tierra bien seca, y hacelo en las horas del mediodía, cuando la temperatura es más templada. Regar de noche o con el suelo congelado puede provocar que las raíces se pudran.