El cerebro y la motivación no siempre van de la mano. Hay muchos momentos de la vida en que el primero necesita actuar, pese a que no haya energía o ganas de hacerlo.
La ciencia del comportamiento sugiere pequeñas tácticas que permiten “engañar” al cerebro para poder mantener la motivación durante toda la jornada.
No se trata de imponerse con una especie de fuerza de voluntad infinita, sino de diseñar las condiciones necesarias que despierten el deseo de avanzar, incluso cuando muchas veces nos cueste arrancar.

A continuación, algunos trucos que activan circuitos neuroquímicos vinculados al placer, al control y a la persistencia. Todos se pueden llevar adelante tanto en tareas diarias como en ejercicios de entrenamiento.
Estrategias clave para engañar al cerebro y alimentar la motivación
Los especialistas explican que se trata de aprovechar pequeños ajustes en la rutina y el entorno que el cerebro interpreta como señales de acción, reforzando así la motivación intrínseca:
- Contar los pasos: registrar el movimiento genera retroalimentación positiva y libera dopamina. De esta manera, se refuerza la sensación de progreso.
- Dividir las tareas: fragmentar grandes desafíos en bloques más breves reduce la percepción de esfuerzo y mantiene la motivación enfocada en lo inmediato.
- Cambiar de entorno: la novedad espacial, como puede ser entrenar en otro lugar, activa los mecanismos de atención y disminuye la fatiga subjetiva.
- Visualizar el final: imaginar el resultado positivo, y su consecuente sensación de logro, alivio, satisfacción, activa las regiones cerebrales vinculadas al placer anticipado, reforzando la motivación.
- Aprovechar la inercia: comenzar con acciones mínimas (como ponerse las zapatillas) desencadena el impulso de continuar. El cerebro responde al simple hecho de empezar.
- Entrenar acompañado: la dinámica grupal activa un sentido de compromiso colectivo que refuerza la persistencia y la motivación.
- Permitirse recompensas: asociar el esfuerzo con una gratificación inmediata —como puede llegar a ser ver una serie favorita— refuerza la conducta a través del condicionamiento positivo.
Las herramientas prácticas
- Registra tus avances: llevar un conteo de pasos, ejercicios o logros diarios activa el circuito de recompensa en tu cerebro, fortaleciendo la motivación.
- Divide para vencer: fragmentá tus tareas o entrenamientos en partes accesibles. El cerebro suele aceptar mucho mejor lo «dividido» que lo abrumador.
- Renová el espacio: cambiar el lugar desde donde trabajás o te movés puede reactivar tu atención y tu deseo de seguir.
- Visualizá el resultado: enfocate en cómo te vas a sentir después, esa visión impulsa al cerebro a actuar.
- Empezá con poco: implementá la regla de los dos minutos: cualquier paso inicial es suficiente para generar movimiento.
- Sumate a otros: la conexión social y el compromiso grupal pueden ser poderosos motivadores.
- Premiá tu esfuerzo: elegí una recompensa inmediata y proporcional al esfuerzo; así tu cerebro asocia acción con placer.
Por qué estos trucos funcionan
Desde una perspectiva neuropsicológica, todas estas estrategias manipulan estímulos que el cerebro interpreta como señales positivas o manejables.
La motivación no es solo un estado interno de las personas; es una respuesta a condiciones externas que pueden diseñarse para favorecer la acción.
Al reducir la resistencia inicial, aumentar la claridad cognitiva y vincular tareas a sensaciones gratificantes, estos trucos sostienen la motivación más allá de la voluntad simple.