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miércoles, septiembre 17, 2025

Cómo es la vida de Ana Devin, «Cachete» de «En el Barro», y el complicado momento que atraviesa: «Este año se hizo difícil»

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Actriz, cantante, bailarina, productora y performer en fiestas under de la noche porteña, Ana Devin atraviesa un pico de popularidad gracias a su reciente proyecto artístico, En el Barro. Lo que comenzó como un casting lleno de dudas, se convirtió en una vorágine que transformó su vida personal y artística, dándole un reconocimiento inesperado.

Es que hoy las calles y las redes sociales la identifican como «Cachete», pidiéndole fotos y recibiendo miradas que ella misma no esperaba. «Me da un poco de vergüenza, hay cosas que me dan pudor,«, señala la multifacética artista de 38 años.

Nacida en Hurlingham, Devin tiene 38 años y una hija adolescente.

Si bien Devin reconoce que tuvo un pico de popularidad que se vio reflejado en sus redes, en la calle y su creciente papel en la segunda temporada de la exitosa serie de Netflix, reconoce que aún no se le abrieron otras puertas profesionales, aunque eso no la consterna, ya que siempre confió.

Su incursión en el elenco de En el Barro fue, en sus propias palabras, «inesperada». Ana confiesa haber dudado en audicionar, pensando que su «impronta muy disidente» y sus tatuajes la harían quedar fuera de un papel convencional.

Sin embargo, la insistencia del director de casting, Lucho Heredia, la llevó a presentarse, incluso audicionando para un personaje distinto al que finalmente interpretaría. La sorpresa fue mayor cuando, lejos de ocultar sus tatuajes, la producción los «exacerbó«, dándole a su personaje un carácter de «arte vivo«. Ana llegó al proyecto en un momento caótico de su vida, combinando otros trabajos como Rent y Bloody Tango con problemas personales, pero el destino tenía otros planes.

Esta vorágine fue una muestra más de su persistente apuesta al arte, un camino que ella describe como costoso y lleno de altibajos. Como artista independiente en un contexto desafiante, Ana se define como una «sobreviviente», siempre «resistiendo» y «nunca bajando los brazos».

Lo cierto es que, para vivir de lo que ama, malabariza diversos trabajos, desde el entretenimiento nocturno hasta roles de content manager, porque sabe que «no sólo se puede vivir de ser artista hoy«. Si bien el éxito de En el Barro es un «regalo» y un momento «lindo de la vida», la repercusión en cuanto a nuevos proyectos aún está por verse. Sin embargo, Ana, con su versatilidad de bailarina, actriz, performer y cantante, sigue apostando y creyendo en su talento, tirándose «al vacío» una y otra vez para vivir del arte.

Devin es bailarina, actriz y cantante.

-Ana, ¿en qué estadio te encuentra toda esta vorágine de tu personaje de en En el Barro? ¿Qué puertas se abrieron, cómo repercutió en tu vida personal y profesional, artística?

-Hoy me encuentra en un estado de sobrevivir en este caos de ser artista en este país y en el contexto que tenemos, pero siempre resistiendo, así que nunca bajando los brazos. La repercusión fue por muchos lados; muchos colegas con muy buena onda y muy buenas respuestas. En redes, en TikTok, mucha vorágine, y en Instagram también subieron muchos los seguidores, cosas buenas que nos sirven a nosotros los artistas y más a los artistas independientes. Así que, nada, estuvo bastante bueno y me encuentra en un lugar bastante lindo de la vida porque siento que es como un regalo lo que está pasando.

-Hablás de supervivencia con todos los proyectos en los que estás, porque sos una artista bastante versátil: bailarina, actriz, performer. ¿Cómo es eso?

-Sí, todos juntos y sí, todos los laburos para sobrevivir. Yo siempre trabajé en boliches y en fiestas. Actualmente estoy trabajando en La Durx, estuve muchos años en Fiesta Plop y en Fiesta Puerca con Ezequiel Comeron. Los últimos años ahí estuve en la parte de producción también de todos los shows. Me gusta mucho la noche y el entretenimiento, que la gente la pase bomba y darles un gran show. Hay un espacio y una comunidad que nos abraza ahí. Después, tengo mi banda que se llama Ramen, y ayer (se refiere al día anterior a la entrevista) presentamos el EP donde filmamos un cortometraje con una historia que representa estos cinco temas. Se llama Cocaína y tiene un contexto político y social.

-¿Hace cuánto que estás en la banda?

-Cinco años. Empezamos en pandemia, así que ahora estamos dándolo todo también solos, con ayuda de muchos amigos. Ayer tocamos en Saldías, que es un lugar que apoya a los artistas emergentes.

-Y además tenés otros trabajos, ¿verdad?

-Sí, tengo una hija también, trato de trabajar en todos lados. Estoy en Bloody Tango como la cantante de una compañía de tango que tienen a la cabeza Noelia Marzol y Jony Lazarte. Eso es fascinante porque trabajo con bailarines campeones del mundo, los mejores tangueros que existen. Así que eso, sobreviviendo con todos esos trabajos juntos.

Devin también es parte de «Bloody Tango», el show encabezado por Noelia Marzol y Jony Lazarte.

Ana Devin y su rol de madre: «Es difícil tener una hija adolescente»

-¿Cómo es la Ana fuera de cámara? Mencionabas a tu hija.

-Fuera de cámara soy muy sencilla. Mi impronta de estar toda tatuada y tener una personalidad muy fuerte creo que es algo que fui construyendo con los años y un modo de vida. Con la niña soy una madre más, quizás un poco más disidente. Ella es una niña adolescente de 13 años que acaba de entrar al Nacional Buenos Aires y está «sacada» con las hormonas. Estamos ahí, pero somos muy compañeras, nos llevamos muy bien. Es difícil tener una hija adolescente porque empiezan a construir su personalidad.

-¿Viven las dos juntas? ¿Cómo es tu familia? ¿Tenés una familia ensamblada?

-No, vivimos las dos juntas una semana. Después de muchos años, estoy haciendo una semana con el padre y una semana conmigo, manejándonos mientras sucede la vida de ella, que está en una vorágine propia del colegio, tiene novio, muchas cosas. Es una vida que crece y se desarrolla, cada vez más galopante, así que nosotros estamos expectantes al pie del cañón con ella, pero dejándola crecer.

-¿Cómo vivís tu vida con esta parte artística? ¿Cómo la combinás con la exposición, ahora que tenés más?

-Sí, sí. Ayer me di cuenta que tenía más exposición. Iba con el vidrio abierto del auto y me gritaron «¡Cachete!». Hay cosas que no me espero, ¿viste? Mi hija me dice: «Mamá, te re miran en la calle» y yo siempre estoy acostumbrada a que me miren por lo que soy. Pero ahora noto, la gente por ahí me pide fotos o me preguntan: «¿Vos sos la de En el Barro?». Pasa, hay un poquito más de exposición, pero me la banco, me da un poco de vergüenza, hay cosas que me dan pudor, pero no me molesta.

Ana Devin junto a su hija.

-¿Y a tu hija le gusta esta parte artística o la exposición?

-A ella le encanta. Sí, sí, ella viene de una familia artista. Su abuelo era un actor muy reconocido de los 80 y 90. Y yo siempre con el arte. Ella creció en un camarín rodeada de música. El padre es fotógrafo de artistas y de teatro, así que es una familia de artistas.

-¿Qué tan difícil es tener una hija hoy siendo artista, mencionabas hace rato que tenés varios laburos y que ser artista independiente es complicado?

-Sí, es muy difícil. Siempre tengo puchos de trabajos y laburos y changas, pero a veces hay que sentar cabeza y tengo laburos más convencionales, como content manager o community manager, y producciones en los boliches. No sólo se puede vivir de ser artista hoy, o por lo menos para mí; hay gente que vive de eso, pero a mí se me hace un poco más cuesta arriba. Igual ella lo entiende, tenemos mucha comunicación y charlamos mucho sobre todo. Cuando hay buenos momentos, hay buenos momentos, y ahora, por ejemplo, que es un momento bastante dark de nuestra vida, estamos muy acompañadas en esto de «che, bueno, hoy no se puede, hoy esto no se puede, mañana tal vez».

-La criaste con consciencia social, entonces.

-Sí, muchísima consciencia social. Sobre todo para que entienda que la vida es así, que hay altibajos, y que a veces estás muy bien, a veces estás bastante mal. De hecho, ella ingresó al Nacional Buenos Aires porque ella quería ingresar, y es un colegio con una conducta bastante política. Hoy, por ejemplo, tenía asamblea y se quedan, también para que empiece a entender cómo funciona la sociedad.

Devin asegura que a su hija la crió con «consciencia social».

Ana Devin y la complicada vida de una artista

-¿Cómo te encontró económicamente En el Barro? ¿Estabas en un momento estable?

-No, el año pasado sí, cuando empezamos a grabar. Era un momento muy estable porque estaba haciendo Rent, Bloody Tango, En el Barro, y estaba en auge con todos mis otros trabajos. Pero este año sí, este año se hizo difícil, hace más o menos 6 meses que está difícil. Me encontró en un lugar muy choto, la verdad. Pero bueno, nada, vamos a ver qué pasa, vamos a ver qué sucede. Yo siempre con desafíos, ¿viste?

-La repercusión en cuanto a fans se dio positiva, pero, ¿en cuanto a trabajos?

-En laburos, no. Todavía no. Yo creo que espero que pase un tiempo y lleguen buenas propuestas. Es lo que todos queremos. Yo también soy una actriz súper versátil, hago un montón de cosas, canto, actúo.

-Bueno, hace rato que tenés una banda, estabas en Rent, musicales, con buena actuación.

-Sí, es como que hay un abanico de posibilidades. Así que, nada, expectante a los nuevos trabajos y las nuevas propuestas.

-¿Cómo llegó el arte a tu vida?

-El arte siempre estuvo, siempre, siempre, siempre bailé. Me mandaron siempre a bailar danzas de todo tipo. Después, no sé, tocaba la guitarra en la misa y cantaba en la misa en un colegio católico.

Devin tiene todo el cuerpo tatuado, comenzó pintárselo a partir del nacimiento de su hija: «Como que mi personalidad se empezó a forjar con el nacimiento de Dona».

-¿Pero ya ahí tenías tatuajes y demás, o todavía no?

-No, no, no. Yo me empecé a tatuar más cuando nació mi hija, como que mi personalidad se empezó a forjar con el nacimiento de Dona. Dije: «Bueno, ya está, soy esto, me voy a tatuar, soy lo que creo». Tuve mucho empoderamiento. Ser madre me empoderó y también como que me cerró el ciclo de decir: «Bueno, si yo soy artista y tengo talento, voy a defender este talento y este artista, y voy a ganar dinero real con esto». Por momentos estuvo buenísimo, pero sigo apostando, sigo creyendo, me sigo tirando al vacío, seguir apostando.

-¿Será esa la vida de un artista?

-Yo creo que sí. Hay artistas que tienen mucha suerte y otros que la viven apostando.

-Hablaste hace rato de que te empoderó ser madre y te ayudó como a mostrarte tal cual y hacer las cosas. ¿Antes sentías que estabas viviendo como enfrascada en lo que se esperaba de vos?

-Total, total. Cuando arranqué, lo hice con Pepe Cibrián, y él odiaba los tatuajes, y yo me acuerdo que me los escondía. Después quedé embarazada, y antes trabajé en moda, y la moda también te encuadra, te pone en un frasco. Tenés que hacer con estas medidas, sin tatuajes, clean y pelo largo. Y yo siempre cortándome el pelo, siendo siempre bastante rebelde. Fui construyendo mi personalidad, pero siempre estuve como enjaulada hasta que dije: «Nació mi hija y como que nació un león».

-Ok. Y ahora que sos tal cual te querés mostrar, ¿cómo repercutió en los trabajos?

-Sí, claro. Por eso siempre buscaba más alternativas para trabajar y, dentro de lo que sé hacer y lo que me gusta, me fue bastante bien. Pero sí, por ejemplo, ahora yo no puedo audicionar para un personaje clásico en un musical porque obviamente no voy a quedar. De hecho, tuve muchas dudas de audicionar en Rent porque a finales de los 80, principios de los 90, no había tanta gente tatuada. No me esperaba hacer ese personaje ni quedar en la audición, así que fue todo como una gran sorpresa y un sueño cumplidísimo. Le dieron este carácter a este personaje, que era Maureen, así como llena de arte.

Devin durante su exclusiva producción con GENTE.

-No taparon nada de tus tatuajes, entonces.

-No taparon nada, al contrario, exacerbaron todo y le hicieron así como un arte vivo a ella.

-¿Cómo llegaste a En el Barro?

En el Barro llega por una propuesta de Lucho Heredia, que es el director de casting, y él me insistió, me insistió, me insistió. Yo estaba estrenando Rent, estrenando Bloody Tango, había tenido un accidente con mi perra, era todo un caos, mi hija… todo era un caos. De repente, Luchito me dice: «Por favor, necesito que lo hagas». «Bueno, dale», le dije. Me dijo: «Vení, te lo hago en una castinera». Yo relajé, dije: «Bueno, ¿sabés cuántos castings hay?». Relajé y al menos de un mes me llamaron. Hice el call back con Tatu Glikman, lo hicimos juntas, y nos tomó la audición Alejandro Ciancio, que es el director. A la media hora nos llamaron y nos dijeron que estábamos: Tatu para el personaje de La China y a mí me dijeron: «No vas a estar en el pabellón de Only, vas a hacer Cachete, este personaje que hace dubla con La Locomotora«.

-Describinos a tu personaje, si bien no tiene muchos diálogos, tiene muchos planos.

-Sí, muchos planos, muchos, muchos planos que me sorprendieron a mí también. Estoy como shock con la serie porque, de repente, filmás y grabás, pero no sabés exactamente el resultado. Entonces, cuando me vi, me flashó realmente que Cachete esté tan presente. Tiene una mirada muy intensa, está ahí muy enojada, tiene mucha violencia dentro.

-Audicionaste, ¿pero no sabías cuál era el personaje?

-No, yo audicioné con un texto de La China, que es un personaje de Tatu. Lucho me conocía de la noche, de Plop y Puerca. Había casteado muchos años en la castinera donde él trabajaba, así que estábamos como en el círculo, me tenía.

-¿Conocés otros amigos o colegas que audicionaron?

-Sí, un montón. Un montón de amigas, sí, muchas amigas audicionaron. Fue una convocatoria que revolucionó a las actrices argentinas porque muchas querían quedar. Hay muchas personalidades y siento que es una serie super cool donde todas tuvieron su lugar, su momento. Estuvo bueno.

-¿Hubo alguna sorpresa con tus compañeras de elenco?

-La sorpresa fue que todas nos llevamos muy bien. No hubo cero bardo, cero quilombo, cero chisme. La segunda temporada también fue increíble. Todas comiendo juntas, todas salimos en manada. Me parece que estábamos todas muy felices de estar ahí y pertenecer a esa cárcel que era La Quebrada. Cada una con su desarrollo de personaje, potenciándonos. Siempre uno dice: «Qué raro, ¿no? Las mujeres todas juntas, quilombo». Y no, la verdad que no. Cero.

Devin habló con GENTE sobre los altibajos de la profesión y su llegada a «En el Barro».

-Decías que cuando te llamaron para la audición, estabas en un momento de mucho laburo y problemas personales. ¿Por qué dudaste en ir al casting?

-Sí, problemas personales. Tuve un problema con mi perra, que mató a otra perra, o sea, terrible. Y sobre todo, yo siempre casteé para series, para Netflix, para publicidades y sé que mi personalidad y mi impronta es muy disidente. Yo le decía a Lucho: «¿Pero estás seguro que quieres que haga el casting?». Y él me decía: «Por favor, hacelo, necesito que lo hagas». Y yo: «Bueno, si lo está diciendo, si me está insistiendo tanto, es que realmente hay una posibilidad».

-¿Por qué dudabas?

-Yo estaba como medio no, no lo hago, porque ya no voy a quedar en esa, ¿viste? Además, estaba muy con los musicales, estaba en un momento de Bloody Tango, Rent. Estaba en un buen momento como para tener el foco en otro lado. Y a veces me ha pasado mucho tiempo de querer abarcar todo, y si quedo acá y este laburo acá, con muchos laburitos, la pasás mal porque estás haciendo mil cosas al mismo tiempo y no tenés tiempo ni para hacerle la comida a mi hija. Entonces dije: «Bueno», pero cuando llegó el callback dije: «Ah, bueno, acá me prendí las antenas y dije: ‘Ahora sí se me llenó el culo de unos nervios'».

-¿Te imaginás no haberlo hecho?

-No, no, no, nunca me lo imaginé. Qué loca esa pregunta. No, nunca dije: «Mirá si no lo hacía». No, no, no, tuvo que ser. Creo que en mi vida también pasan esas cosas que bueno, tenían que pasar, están ahí. Me arrepiento de boludeces, cosas más simples como: «me corté el pelo, qué boluda ahora que no tengo más rulos y que la gente me dice: ‘Déjate los rulos como Cachete'». Pero no, no me imagino no haberlo hecho.

Fotos: Martina Cretella

Producción y Dirección creativa: Sebastian Vaca Mur

Agradecemos la ropa: King of the Kongo (@kingofthekongo)

Locación: Casa Gin (@casaginarg)

Especial agradecimiento por la logística de producción a NETT AGENCY (@nettagency)

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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