Para muchos, ingresar a un reality show como Gran Hermano es visto como una oportunidad única para cambiar el rumbo de sus vidas. La promesa de fama repentina, el deseo de encontrar nuevas oportunidades laborales o simplemente salir de una situación difícil pueden ser los motores que impulsan a muchos a dar este paso.
Sin embargo, la realidad detrás de las cámaras no siempre se ajusta a estas expectativas, y no todos logran lo que se imaginaron al principio: ¿Qué pasa cuando se apagan las luces del estudio, las cámaras ya no están y esa fama, efímera, incipiente, empieza a desaparecer?
En esta nota, reunimos testimonios y miradas distintas de tres ex participantes de Gran Hermano, uno de cada una de las tres últimas ediciones, para conocer en qué andan hoy, qué les dejó la experiencia y cómo les cambió -o no- la vida.
Juan Reverdito, para cambiar su economía
Juan Reverdito no logró instalarse del todo en los medios, pero tampoco está peor que antes de entrar a la casa. Participó en la edición 2022 de Gran Hermano, la primera que volvió a hacerse en la Argentina tras más de seis años fuera de la pantalla. Fue una temporada muy esperada, con altos niveles de audiencia, y que consagró a Marcos Ginocchio como ganador.
Como suele pasar, menos de la mitad de los participantes del reality logró mantenerse en el medio. El resto, como Juan, se las tuvo que rebuscar por fuera del ambiente televisivo.
Él asegura que nunca buscó la fama, lo que quería era que la visibilidad del programa le diera más oportunidades de trabajo para facturar y comprarse un auto. Pero, tres años después, ese sueño del auto propio sigue pendiente. “Es muy difícil, me toca seguir luchando”.

“Entré a Gran Hermano para cambiar mi vida en lo económico, pero yo sabía que a veces no es así, y que también te puede ir mal”, cuenta Juan. Al salir del reality, esperaba tener varias ofertas de trabajo, pero se encontró con pocas: presencias en algún boliche o evento y alguna que otra invitación a un streaming, es por eso que tuvo que buscarse la vida haciendo changas, repartidor en moto y volviendo a trabajar como taxista; su vida transcurrió así, lejos de la tele.
Durante este año, Juan se jugó por el Golden Ticket, esa chance de entrar a la casa que solo tenían ex participantes de las demás ediciones, pero como sabía que la gente probablemente no lo iba a elegir, en plena gala se paró en el medio del público y pidió la palabra, entre lagrimas le contó a Santiago Del Moro el mal momento económico que estaba pasando y, sin vueltas, pidió trabajo, de lo que sea.

Unos días después apareció manejando el Cabify del programa, y desde entonces se dedica a eso, además de estar todos los viernes en La noche de los ex y formar parte de un grupo solidario que ayuda a personas en situación de calle.
Confiesa que ya está pensando qué va a hacer cuando esta edición termine: “El destino sabrá qué tiene para mí cuando se termine este Gran Hermano”.
Actualmente alquila vivienda y se enfoca en el presente. Una de las cosas que más desea hacer es juntar algo de plata para comprarse un pasaje e ir a visitar a su hijo y nieto, a quienes no ve desde principios de 2022 y que se encuentran fuera del país.

Pero otro lado quiere dejar en claro que el programa le cambió la vida al menos en un sentido: conoció a su novia, con quien comparte el día a día.
Hernán Ontivero: “Hice cosas que no son de mi agrado para vivir en Buenos Aires”

Más conocido como «El Negro Onty», Hernán Ontivero tiene 31 años, es oriundo de Córdoba. pero se mudó a Buenos Aires para ser parte de la edición 2023 de Gran Hermano y buscar nuevas oportunidades laborales.
Actualmente alquila un departamento en la ciudad junto a William “El Paisa”, su compañero de edición, mientras trabaja en un stream de Telefe y también participa en La noche de los ex: “No voy todos los viernes, pero me citan bastante seguido”, cuenta. “Ahora tengo más tiempo, así que estoy buscando más y estoy abierto a nuevas posibilidades. También laburo con marcas”.
Cuando entró al reality en diciembre de 2023, no pensó que sería el primer participante en abandonar la casa, y menos aún en medio de una denuncia falsa (una ex lo acusó de no hacerse cargo de su hijo), algo que, según él terminó jugándole en contra.

Recién en agosto de 2024, un mes después de que finalizó el programa, logró conseguir su primer trabajo en el medio. Durante esos meses en que nadie lo llamó se las rebuscó como pudo: juntó algo de plata con colaboraciones, canjes y «movidas a través de redes sociales». También ganó bastante con las páginas de casinos online, pero admite que se terminó gastando todos sus ahorros para poder sobrevivir en Buenos Aires y no volver a su Córdoba natal.
Apenas salió de la casa de Gran Hermano, lo que imaginó como una puerta a nuevas oportunidades pronto fue una experiencia poco grata: “Yo la padecí, y lo hice notar”: en más de una ocasión, no tuvo un lugar donde pasar la noche, llegó incluso a pedirle ayuda a la producción del programa: “Me decían que no me podían dar una mano porque no estaba en el contrato, y yo lo entendía porque tenían razón”, cuenta.
Admite que tuvo que hacer varios sacrificios -él mismo lo define así- para poder seguir viviendo en Buenos Aires: “Hice cosas que no son de mi agrado para quedarme acá, porque es muy caro vivir en la ciudad”. Recuerda que, junto a otro compañero de su edición, hubo un momento en el que no tenían dónde dormir y al mismo tiempo, empezaron a recibir mensajes por Instagram de mujeres con propuestas: “Terminamos aceptando pasar algunas noches con ellas en sus casas a cambio de sexo, porque no teníamos dónde dormir. Era una noche con una, después con otra”.

También vendió contenido y pasó días muy duros: “Comía una sola vez al día. A veces almorzaba al mediodía, un pancho con café y hasta el otro día no volvía a comer”, aseguró.
Ante la pregunta si volvería entrar a la casa de Gran Hermano primero dice que sí, aunque después responde: “No sé, antes era feliz en Córdoba, lo que pasa es que no lo sabía”, dice con cierta nostalgia y continúa: “Tenía una vida estable, un trabajo, una rutina y todo eso desapareció para estar donde estoy ahora».
Agrega que extraña la tranquilidad de su pueblo natal, en contraste con la vorágine de Buenos Aires: “Ahora pienso en cómo zafar, qué voy a comer cada noche. Tengo mucho menos de lo que tenía antes, y estoy a un año de haber salido del programa. Pero no puedo bajar los brazos, tengo que encontrar la manera de seguir estando acá”, finalizó.
Brian Ezequiel Alberto: “Estamos más tranquilos y disfrutamos otras cosas”
Con 27 años, fue uno de los personajes más destacados de esta edición 2025. «Ahora estoy a full con los programas, me están llamando bastante», cuenta Brian, quien recientemente fue noticia en redes sociales por un video donde se lo ve trabajando como vendedor ambulante en el tren San Martín, vendiendo huevos de Pascua, labor a la que se dedicaba antes de ingresar a la casa más famosa.

Las imágenes generaron indignación entre los usuarios, que comentaban: «¿Por qué no tiene un lugar en la tele? Fue el que más contenido dio en esta edición». Ante esa pregunta, Brian explicó que su presencia en el tren vendiendo huevos de pascua fue por una fecha especial: «Aproveché la exposición que tenía para vender más, un producto copado a un precio bueno».

Con respecto a sobre cómo lleva esta fama repentina, a pocos meses de haber salido de la casa, cuenta que su vida sí tuvo algunos cambios: “Pude alquilar en otro lugar y cuando voy por la calle la gente me pide fotos, y también me compré mi primer auto”. Aunque aclara que en lo material no hubo un cambio tan grande, destaca lo que más valora: “Estamos más tranquilos y disfrutamos otras cosas como familia».
Con respecto a las expectativas que tenía antes de entrar a la casa, Brian contó que prefirió no decir demasiado: “No hablé demasiado sobre lo que me gustaría hacer porque la gente juzga mucho, y cuando escucha sobre tu situación piensa que te victimizás o que vas a manguear. Entonces yo dije: voy a jugar y, una vez que esté afuera, con las herramientas que tenga voy hacer lo que surja”, se refirió en cuanto a lo laboral.

Sin embargo, casi como al pasar, deja entrever un deseo más personal: “En realidad, a mí me gustaría ser actor, actuar en televisión, en comedias, y también hacer stand up. Además, le estoy apuntando al streaming, es algo que me interesa mucho, pero estoy tranquilo ya va a llegar el momento de avanzar con esto», finalizó.