La salud mental de los estudiantes universitarios se ha convertido en una preocupación global. En España, apenas un 38 % de los jóvenes se considera feliz, una cifra muy inferior a la de otros países europeos como los Países Bajos, donde el 74 % de los jóvenes afirma serlo.
Recientemente hemos diseñado un programa de intervención basado en la psicología positiva para aumentar el optimismo y reducir los síntomas de depresión en estudiantes de primer año de los grados universitarios de Criminología y Psicología.
Concentrarse en lo positivo
Durante 15 semanas, los participantes realizaron actividades prácticas dentro de su horario académico habitual. Entre ellas, escribir tres cosas positivas cada día, identificar sus fortalezas personales, redactar cartas de gratitud o practicar mindfulness (un tipo de meditación también llamado “atención plena”).
Nuestra intervención responde a la evidencia existente que sugiere que las intervenciones basadas en psicología positiva, como el agradecimiento o la identificación de fortalezas, tienen un efecto positivo sostenido en el bienestar. La psicología positiva surgió a finales de los años 90 impulsada por el psicólogo estadounidense Martin Seligman, y se centra identificar las fortalezas personales e incrementar las emociones positivas y el significado vital. Varios trabajos científicos demuestran su eficacia en poblaciones estudiantiles para reducir la depresión y fomentar el optimismo, la resiliencia y el rendimiento académico.
Nuestro programa, llamado Hallenges, se integró directamente en el currículo académico para facilitar que todos los estudiantes lo adoptaran de manera grupal. Esta dinámica colectiva es clave en la adolescencia y primera juventud, donde el sentido de pertenencia y la identificación con el grupo son factores psicosociales relevantes. El hecho de poner en marcha estas intervenciones en grupo potencia la cohesión, el aprendizaje vicario y la normalización de las prácticas de cuidado emocional.

Menos síntomas depresivos
Cumplido el periodo de 15 meses de proyecto, llevamos a cabo una evaluación de los resultados. Se utilizaron instrumentos psicométricos validados para medir el optimismo y los síntomas de depresión, administrados tanto a los participantes como a un grupo de control que no recibió la intervención.
Los estudiantes que participaron en el programa de psicología positiva experimentaron un aumento significativo de su nivel de optimismo y una reducción clara de los síntomas de depresión en comparación con el grupo de control.
Aunque el impacto positivo en el bienestar emocional es evidente, no se observaron en cambio mejoras notables en la perseverancia hacia objetivos a largo plazo. Este componente, conocido como grit o perseverancia, es un valor clave para la realización personal y profesional, pero requiere intervenciones más prolongadas o enfocadas en el desarrollo de hábitos y metas. Es posible que programas complementarios, como los de planificación estratégica personal o mentorías, tengan mayor eficacia en este aspecto.
El estudio también destaca que este tipo de intervenciones son de bajo coste, fáciles de aplicar y, fundamentalmente, no estigmatizantes, un aspecto clave para fomentar la participación de los jóvenes.
Un cambio necesario en tiempos inciertos
Vivimos en un mundo hiperconectado que percibimos como cambiante e inestable. Es el llamado entorno “BANI” (siglas que se corresponden con las palabras frágil, ansioso, no lineal e incomprensible en inglés), propuesto por Jamais Cascio para comprender la incertidumbre actual y sus impactos psicológicos, especialmente en los jóvenes.
El entorno BANI plantea nuevos desafíos para la salud mental de las nuevas generaciones. Programas como Hallenges demuestran que es posible fortalecer el bienestar emocional de los estudiantes desde la universidad, fomentando habilidades de resiliencia y optimismo que serán fundamentales en su vida personal y profesional.
No obstante, es imprescindible seguir investigando: ampliar las muestras a otros perfiles de estudiantes, realizar seguimientos a largo plazo e incorporar nuevas variables como la personalidad o el uso de tecnología en estos programas.
The Conversation / Elisenda Tarrats Pons