Por Celso Barros, Director de Producto de la División de Visual Displays de Samsung para América Latina

Desde hace décadas, la tecnología transforma la manera en que vivimos, trabajamos y nos conectamos. Pero en los últimos años, una nueva expectativa ha cobrado fuerza: los consumidores quieren que la tecnología no solo facilite sus vidas, sino que también ayude a proteger el planeta que compartimos. La nueva definición de “smart” no solo significa estar conectados, sino también ser responsables.
En América Latina, esta transformación es evidente. Según el estudio “Tendencias de Consumo Online con Impacto Positivo”, realizado por Mercado Libre, el número de consumidores interesados en productos sostenibles creció un 27% durante el primer semestre de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior, lo que representa más de 2,7 millones de compradores que optaron por elecciones más conscientes. Este movimiento refleja un comportamiento regional cada vez más maduro y exigente, especialmente en países como Brasil, México, Chile y Colombia.
Este cambio de mentalidad va mucho más allá de una tendencia de consumo: es una señal de que las personas esperan que la tecnología acompañe su deseo de vivir de manera más responsable.
Aun así, nuestra región enfrenta desafíos importantes: desde los altos costos energéticos hasta las desigualdades en el acceso a tecnología eficiente. Esto exige que las empresas adopten una postura más activa: innovar no solo en diseño y rendimiento, sino también en propósito y eficiencia. La innovación, hoy, debe generar un impacto positivo en el mañana.
En Samsung, creemos que cada pantalla tiene el potencial de marcar la diferencia, no solo en lo que muestra, sino en cómo funciona. La evolución de las Smart TVs, soundbars y monitores demuestra que el entretenimiento y la responsabilidad pueden coexistir. Por eso, seguimos avanzando con innovaciones centradas en la sostenibilidad inteligente, una visión en la que la tecnología apoya activamente una vida más eficiente y consciente. Entre estos avances, destaca la tecnología Real QLED, con paneles libres de cadmio —un metal pesado y tóxico— que combinan alto rendimiento de imagen con un menor impacto ambiental, un hito importante en nuestra búsqueda por productos más responsables.
Uno de los ejemplos más prometedores de esta evolución dentro de Samsung es Vision AI, una nueva capa de inteligencia que permite que los dispositivos comprendan y se adapten a los hábitos y entornos de los usuarios. Un televisor equipado con Vision AI, por ejemplo, puede reconocer cuándo no hay personas en el ambiente y reducir automáticamente el brillo de la pantalla para ahorrar energía, o ajustar el sonido y la imagen según el tipo de contenido que se esté mostrando. Es la innovación que aprende del día a día, ayudando al consumidor a usar la energía de forma más inteligente, sin renunciar a la experiencia.
Pero la innovación sostenible va más allá de las funcionalidades. Se trata de diseñar productos que duren más, que puedan repararse y que se integren en un ecosistema conectado que simplifique la rutina de las personas. En Samsung, nuestro ecosistema de productos refleja esta filosofía: al integrar televisores, soundbars, monitores y otros dispositivos, el consumidor puede gestionar su hogar de manera más eficiente —desde el monitoreo del consumo energético hasta el diagnóstico de los equipos— siempre con confiabilidad y seguridad. SmartThings, por ejemplo, permite monitorear y controlar los dispositivos de forma inteligente, ayudando a programar mantenimientos y optimizar el uso diario del hogar. Además, la seguridad de los datos de los usuarios está garantizada por Samsung Knox, que protege su información sin comprometer la conveniencia. La sostenibilidad, al final, también significa confianza y durabilidad.
La América Latina presenta una oportunidad única. Nuestros mercados son diversos, nuestros consumidores son curiosos y nuestros desafíos son reales. El crecimiento del consumo consciente, comprobado por estudios de mercado, refuerza que el futuro de la innovación estará determinado por la capacidad de las marcas para unir tecnología y responsabilidad.
El desafío, y la oportunidad, radica en transformar cada avance tecnológico en un paso concreto hacia un estilo de vida comprometido con el impacto ambiental, poniendo a las personas en primer lugar.





