En cuanto a la imagen, las mujeres tenemos dos grandes quiebres en nuestra vida: la maternidad y, en la década de los 40, la llegada de los primeros síntomas de la perimenopausia.
Ambos momentos generan un montón de problemáticas relacionadas con la autoimagen y la autoestima. En parte porque hablamos poco del tema y específicamente en la perimenopausia y la menopausia porque estamos muy enojadas con esa sensación de desconocimiento sobre nosotras mismas que sentimos abrupta, con cambios físicos desproporcionados y que muchas veces nos envuelven en un espiral de frustración constante.
La perimenopausia, esa etapa que refiere al momento en el que tu cuerpo hace la transición natural a la menopausia, comienza para la mayoría a partir de los 40/42 años, aunque algunas notan cambios ya a partir de los 35/37. Los más importantes -y de los que normalmente nos quejamos las mujeres en esta transición- son sobre nuestro aspecto físico y el descontento con nuestra imagen en general. Para muchas el cambio de talle, aunque sea mínimo, y el cambio de distribución de la grasa, consecuencia de la disminución de los estrógenos, repercuten en la autoestima y la autoimagen.
Entre el tabú que aún hoy existe alrededor de la menopausia y lo superficial que puede ser visto el tema, hay un duelo, del que poco o nada se habla: despedirse de la imagen corporal que se ha tenido para darle la bienvenida a la nueva.
Te dejo cinco consejos para hacer la transición más llevadera.
1. Definí que te gusta de vos.
¿Alguna vez te miraste al espejo y definiste qué te gusta de vos en este momento de tu vida y con este cuerpo? ¿O solo enfrentás tu imagen para encontrarte defectos?
La relación que tenemos las mujeres con nuestra imagen es compleja, porque socialmente nos educan para mejorarla, no para elogiarla. No es necesario ni realista que te pares frente al espejo y te ames instantáneamente, aunque hacer una lista de tres cosas de vos que te encantan y comenzar a potenciarlas en tu imagen diaria, es un excelente comienzo.
2. Desintoxicá tu armario.
Suena dramático pero tu ropero está lleno de prendas que en lugar de potenciarte, te debilitan. Es imposible reconciliarte con tu imagen si cada vez que abrís el armario para vestirte desborda de ropas que ya no son tu talle, no usás hace años y no te identifican en la etapa que estás hoy.
3. Amigate con el color.
Cuando te sentís desanimada con cómo lucís, es muy fácil entregarte al negro. Y creeme, es la peor opción en esta etapa.

Los colores pueden iluminarte y renovarte. También ayudarte a comunicar eso que querés contar en esta nueva etapa. Utilizarlo como un recurso comunicativo puede ser muy beneficioso, más aún cuando sentimos que nuestra imagen sale de nuestro control. Amigate con el color y utilizalo como un recurso a tu favor.
4. Revisá tu estilo.
No sos la misma que en tus 20 y si tenés hijos, es probable que no seas la misma que eras pre maternidad. ¿Por qué seguís empeñada en usar el mismo estilo de prendas? ¿Cuándo fue la última vez que -antes de comprar ropa- te detuviste a pensar qué es lo que te gusta y con qué te sentís cómoda ahora?
Que el rosa haya sido tu color preferido toda la vida, no significa que tenga que seguir siéndolo ahora. Los tacos que te hacían sentir poderosa, quizás ya no valgan el dolor de espalda al usarlos. Hay otros colores, hay otros zapatos, hay un mundo de opciones. Esta etapa puede ser una oportunidad maravillosa de reconstruir nuestro estilo sin el peso tan fuerte de la mirada ajena porque a las cuarentonas ya no nos importa tanto el qué dirán. ¡Aprovechemoslo!
5. Aceptá y soltá.
No te pido resignación, al contrario. Hay un montón de recursos médicos, nutricionales y de salud mental a los que podés acceder para vivir mejor esta transición: utilizalos. Aceptar es elegir cómo te parás frente a estos cambios, abrazar lo que te está pasando y tomar una actitud proactiva frente a esto.
Si te levantás un día y sentís que el jean que usabas hasta hace unas semanas te queda horrible y te marca en todos los lugares que no te gustan nada, quizás sea hora de buscar otro modelo. Soltá esa idea que tenés de vos, porque estás cambiando. Y soltá esa idea de que para ser valiosas, necesitamos el cuerpo de una de 20.
Vestir es mucho más que las prendas que te ponés y cómo las combinás: es un acto comunicativo y después de los 40, las mujeres tenemos mucho para decir. En vos está vivir esta etapa con frustración, o comenzar a construir una nueva yo, potenciada. Te invito a partir de tu imagen, a ser protagonista de esta nueva historia.
*Nieves Pereyra es consultora de estilo, estilista de moda especialista en imagen personal, podés seguirla en en la cuenta @nieves.pereyra