La anemia es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sufren el 25% de la población mundial (más de 1.600 millones de personas).
Consiste en una disminución de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre, lo que dificulta el transporte de oxígeno hacia los tejidos del cuerpo. Esta falta de oxígeno puede provocar fatiga, debilidad y afectar la capacidad para realizar actividades cotidianas con normalidad.
Puede presentarse por diferentes causas y afectar a personas de cualquier edad y género. Sin embargo, no siempre es fácil de detectar, ya que sus síntomas suelen confundirse con el cansancio habitual o el estrés.
Entender qué provoca la anemia y cómo reconocer sus síntomas es fundamental para obtener un diagnóstico certero y acceder al tratamiento adecuado. Pero entonces, ¿cuáles son los síntomas más comunes de la anemia y qué la causa?

Según la reconocida Clínica Mayo, la anemia puede comenzar con síntomas sutiles y difíciles de identificar, pero que con el tiempo se vuelven cada vez más evidentes y afectan la calidad de vida de quienes la padecen.
Entre los síntomas más comunes destaca:
- Sensación constante de debilidad y cansancio
- Dificultad para respirar, incluso al realizar esfuerzos mínimos
- Palidez en la piel o tono amarillento
- Latidos del corazón irregulares o acelerados
- Mareos, sensación de aturdimiento o dolores de cabeza frecuentes
- Sensación de frío en las extremidades, como manos y pies
- Dolor o presión en el pecho
Estos signos no deben ignorarse, especialmente si aparecen sin una causa evidente. En muchos casos, la anemia se detecta de manera fortuita, por ejemplo, al intentar donar sangre y descubrir niveles bajos de hemoglobina.
Los expertos del sitio Medline Plus explican que la escasa presencia de glóbulos rojos sanos o hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en la sangre, puede suceder por tres razones principales:
1) Producción insuficiente de glóbulos rojos o hemoglobina en la médula ósea, que necesita hierro, vitamina B12, ácido fólico y otros nutrientes para funcionar correctamente.
2) Pérdida de sangre más rápida de lo que el cuerpo puede reemplazarla, como ocurre en casos de hemorragias o menstruaciones abundantes.
3) Destrucción acelerada de glóbulos rojos, que puede presentarse en determinadas enfermedades o trastornos hereditarios.

Grupos de mayor riesgo
- Personas con dietas deficientes en hierro, vitamina B12 o ácido fólico.
- Pacientes con enfermedades intestinales como enfermedad celíaca o Crohn, que dificultan la absorción de nutrientes.
- Mujeres con menstruaciones abundantes o embarazadas sin suplementación adecuada.
- Personas con enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o insuficiencia renal.
- Adultos mayores de 65 años e individuos con antecedentes familiares de anemias hereditarias.
- Personas expuestas a tóxicos, con consumo excesivo de alcohol o bajo ciertos tratamientos medicamentosos.
Cómo prevenirla
Muchos tipos de anemia pueden prevenirse con una alimentación balanceada que incluya los siguientes nutrientes esenciales:
- Hierro: presente en carnes rojas, legumbres, vegetales de hojas verdes y cereales fortificados.
- Folato: frutas cítricas, vegetales verdes, legumbres y productos integrales.
- Vitamina B12: carnes, lácteos y alimentos fortificados.
- Vitamina C: cítricos, tomates, brócoli y pimientos, que además facilitan la absorción del hierro.
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