Luego de un parate de una semana tras haber desplazado a su abogado, Leonardo Cositorto volvía este miércoles a los tribunales de Salta para darle comienzo al segundo juicio en su contra por la presunta estafa de Generación Zoe. En el medio pasaron cosas: además de confirmar el nombre de su defensor, el equipo del que es hincha el polémico CEO y coach salió campeón.
El dato no pasó inadvertido. Cositorto apareció en los tribunales salteños enfundado con la camiseta de Platense, el flamante ganador del Torneo Apertura, que consiguió su primera estrella tras derrotar a Huracán por 1 a 0 en la final. La llevaba debajo del chaleco antibalas.
Sin embargo, la audiencia volvió a posponerse por otro problema con las defensas.
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Cositorto, acusado de estafar a miles de ahorristas, recibió a Clarín en la cárcel de Bouwer, en Córdoba.
No se trata de una estrategia de oportunismo ni subirse al caballo ganador. El coach ya había utilizado la misma camiseta en el primer día de las audiencias del juicio que tuvo en Corrientes en octubre del 2024.
A Cositorto y otros cuatro acusados se los señala en Salta como responsables de 118 casos de estafas y una asociación ilícita en concurso real por unos 5 millones de pesos y 574 mil dólares.
Además del coach, están imputados otros cuatro referentes locales: Ricardo Gabriel Isaac Vilardel, Jorge Federico Vilardel, Ana Lucía de los Ángeles Vilardel y Vilma Griselda Albornoz.
Una semana de demora
La semana pasada, Cositorto había aplazado una semana el comienzo de la audiencia al cambiar su defensora oficial, Cecilia Martínez, por un abogado particular, Franco Tolaba.
Sin embargo, hoy tampoco pudo comenzar. Tras la lectura del requerimiento de elevación a juicio por parte de la Fiscalía, el presidente del Tribunal informó al líder de Generación Zoe que Tolaba había presentado la renuncia. Como Cositorto no designó un nuevo abogado, el Tribunal le reasignó a Martínez.

Martínez solicitó la nulidad de la audiencia de debate por considerar que se vulneraron garantías constitucionales básicas como el derecho de defensa y el debido proceso. Argumentó que, a lo largo de la causa, Cositorto había atravesado varios cambios de defensa —tanto particular, como oficial—, lo que generó una situación de indefensión.
La fiscal de UDEC, Ana Inés Salinas Odorisio, rechazó categóricamente el pedido de nulidad planteado por la defensa, argumentando que el juicio ya se encontraba formalmente iniciado. Además, cuestionó con dureza el accionar de la defensa, a la que acusó de obstaculizar deliberadamente el juicio.
“Nunca existió una verdadera intención de asumir la defensa. Todo esto responde a una estrategia para obstaculizar el juicio, abusando de las garantías del debido proceso y del derecho de defensa, con el único objetivo de evitar que este debate finalmente se realice”, concluyó la fiscal Salinas Odorisio.
Todo pasó a un cuarto intermedio hasta mañana, jueves 5 de junio, a las 9:00.
La demora en el juicio se debió a un problema en las defensas del coach. Con causas en cinco provincias, la responsable matriculada de la causa en Salta era la abogada Sandra Domene.
Sin embargo, según denunció el coach, la mujer no había recibido pago de honorarios, los cuales estaban a cargo de Miguel Ángel Pierri. Cositorto afirma que había pagado por esos servicios. Una situación similar se había dado en Corrientes.
La estrategia judicial de Cositorto a nivel nacional es llevada adelante por el abogado Guillermo Dragotto, quien en la semana denunció en sus redes sociales la falta de pago a Domene.
De qué acusan a Cositorto en Salta
Según la investigación de Salinas Odorisio, el principal referente era Ricardo Vilardel, quien recibía fondos, atendía a las víctimas y firmaba los recibos. Ana Lucía Vilardel era la secretaria de la oficina y quien recibía parte del dinero en su cuenta. Jorge Federico Vilardel (hermano de Ricardo) era otro de los receptores de dinero, tanto en efectivo como por transferencia. Vilma Albornoz participaba en reuniones de captación y difusión.
La causa se inició en 2022, cuando se produjo el desplome de la empresa, a partir de una serie de denuncias de ahorristas que habían ingresado por las promesas de rendimientos en dólares muy por encima de los valores de mercado, disfrazados por una promesa de «membresías educativas». Para los inversores, se ofrecían beneficios que comenzaban en un 7,5 por ciento en dólares al mes, pero podía tener promociones por arriba del 35%.
Cositorto, quien era CEO de Generación Zoe, es el único miembro de la empresa a nivel nacional que figura como acusado en Salta. En Corrientes también fue juzgado su vicepresidente y el tesorero.
Además de estas dos causas, el coach enfrenta otra más en Córdoba, en Rosario y en Buenos Aires, donde se espera que el coach declare el 4 de agosto.
Un apellido ilustre en la historia del campeón
Los Cositorto son un nombre propio en la institución que hoy celebra su primer título en Primera División. Vecinos de Saavedra, el barrio histórico del Calamar, una de las figuras más grandes en los comienzos del club fue Alejandro «Chingolo» Cositorto, arquero durante los primeros años del amateurismo y una gloria en los anales del club.
Responsable de defender los tres palos hasta 1922, Chingolo luego se convirtió en canchero del histórico estadio de Manuela Pedraza y Crámer, donde además vivió por décadas. El apellido también estuvo vinculado el basquet de la mano de Francisco Cositorto, tío de Leonardo y ex integrante del histórico equipo «Los Aviones», que ganó tres títulos en la década del 40.
Gran parte de la historia del club quedó registrada en el libro «Platense De Saavedra al corazón”, del historiador Gustavo Cositorto, nieto de «Chingolo». A lo largo de los años sigue siendo un apellido que se repite en los pasillos marrones.
El Chingolo Cositorto. Una institución de Platense. Arquero hasta 1922. Luego, canchero de Manuela Pedraza y Cramer, donde vivió por décadas. Hasta pudo haber llegado a conocer Vicente López. Ese dato, reservado a genios como @ale_fabbri o @emiliano_barcon pic.twitter.com/Z7tfKhixJ3
— Carlos Aira (@carlosaira11) October 31, 2019
Según mencionó el propio Leonardo en algunas de sus intervenciones públicas, uno de sus abuelos jugó en el club. Nietos de Chingolo, por su parte, desmienten que haya un parentesco entre el coach y el arquero.
El padre de Leonardo, Nelson, fue vendedor y tuvo una imprenta que fundió en la década del 80. El coach luego partió del país a Europa y volvió en los 90, cuando compró un edificio en calle Crámer 3226. Eso sí, estaba ubicado enfrente del terreno donde estaba la cancha.
En los años que hizo negocios con el fútbol tampoco tuvo vinculación con Platense. Puso dinero como inversor en el Club Deportivo Español en 2021, como sponsor en clubes del ascenso y llevando jugadores a modo de representante. En ese año, el Calamar volvía a Primera.
Desde el club confirman en off que nunca puso dinero y que se enteraron que era hincha del club cuando apareció con la camiseta en el primer juicio, en Corrientes. «Nos queríamos matar», bromeó un dirigente en aquel momento.
D.D.