Un capital político que no lograron trasladar
La influencia y, sobre todo, concentración de votos que tiene la Franja Morada en la Universidad, con sus internas y alianzas, no se trasladó en la elección de legisladores de la Ciudad de Buenos Aires.
En la UBA la Franja Morada conduce 6 centros de estudiantes con sus agrupaciones Nuevo Espacio, el EDI y Franja Morada, y tienen una alianza con la LAI de agronomía y MLI de ingeniería. Entre los centros que conducen se encuentran algunas de las facultades más multitudinarias de la universidad. Durante las últimas elecciones sacaron alrededor de 80 mil votos. El año pasado perdieron en la FADU donde su agrupación REFADU conducía desde el año 2020. Además conducen el centro de estudiantes de la UTN. Esas decenas de miles de votos para centro de estudiantes, no se expresaron en los magros 37 mil votos que logró captar la candidatura de Lucille Levy, con una campaña millonaria.
Los responsables de la profundización en la regimentación de los centros de estudiantes, como espacios de gestión sin debate ni participación que incluso en medio del conflicto estudiantil del año pasado, se negaron a convocar asambleas en muchas de estas facultades, quisieron usar como carta la defensa a la educación pública. Las autoridades radicales de las facultades, en línea con las conducciones de los centro de estudiantes, llevan adelante un modelo de facultad, lleno de convenios y negociados con distintas empresas, que ofrecen pasantías basura e intervienen en los contenidos académicos. Además, recaudan con posgrados pagos y millonarios, inaccesibles para la mayoría del estudiantado, y se manejan con una relación clientelar hacia los estudiantes, para dar apuntes o beneficios a cambio de votos.
Las conducciones de la Franja Morada que militaron a Lula Levy, no se definen como radicales políticamente de forma abierta en las universidades, buscan no quedar pegados a la UCR de la cual forman parte y separar el rol de los centros de estudiantes del debate político, algo totalmente funcional al gobierno de Milei. Durante la campaña esto tuvo que cambiar: si pretendían trasladar los votos que obtienen en las universidades, debían sacarse la careta y decir quienes son para pedir que los voten. Usaron su lugar de conducción para hacer campaña, dejando volantes con la cara de Levy en todas las aulas y poniendo pasacalles. Además utilizaron el instagram y el mail de la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires, que no está al servicio de la organización de estudiantes, para su campaña electoral, difundiendo un video que tenía como protagonista a su candidata, Lucille. Años de buscar mostrarse “apartidarios”, y ahora terminaron con una campaña que se basó en mostrar la renovación de la política, pero ¿con qué contenido? Tuvo su efecto, no lograron trasladar sus votos.
Una campaña millonaria y agrandada, sale mal
Al día siguiente de las elecciones en las facultades si algo no pasó desapercibido fue el fracaso rotundo de la campaña de los radicales en la UBA. Las redes de X (ex Twitter) se llenaron de memes que daban cuenta que la campaña de Lula tuvo una gran inversión por detrás y una presencia televisiva enorme. En un momento donde la universidad continúa en una profunda crisis presupuestaria, con los docentes como los principales afectados, perdiendo cada día un porcentaje mayor de poder adquisitivo. El radicalismo de Emiliano Yacobitti, actual vicerrector de la UBA, fue muchos años el promotor de la desfinanciación de la universidad, siendo responsable de mantener a los docentes trabajando de forma gratuita bajo la figura de AD Honorem. Sin ir más lejos el mismo Yacobitti estuvo denunciado por desviar fondos de la universidad, en particular del Hospital de Clínicas, para su campaña electoral cuando estaba en el macrismo.
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Luego de meses de lucha por defender la universidad pública y su presupuesto, los sueldos de los trabajadores docentes y no docentes de la universidad, no causó ninguna gracia que la misma Franja Morada que boicoteaba asambleas y cada espacio de organización y buscó negociar con el gobierno de Milei por abajo de la mesa, lanzara una campaña que lo unico que no le falto fue presupuesto. Vale recordar que la corriente política de Evolución está liderada por Martin Lousteau. Quien pasó de ser ministro de economía de Cristina Kirchner a integrar y apostar por Macri en Cambiemos, luego a competir en las PASO con Jorge Macri para ser jefe de gobierno porteño, por Juntos por el Cambio, hace dos años, para terminar apostando por Larreta, a hoy no lograr ganar ni un legislador. Es una expresión de que el radicalismo fue un desastre en el Congreso y en la legislatura, colaborando en leyes claves para Milei como fue la Ley de Bases. Mientras posaban de opositores en las marchas universitarias, votaban leyes de ajuste para todos los trabajadores, hasta para los docentes universitarios.
Las alianzas del radicalismo y el peronismo
No todas las conducciones de Nuevo Espacio – Franja Morada, ni todas las autoridades alineadas a Yacobitti militaron la campaña de Evolución. La conducción y autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas, militó a Santoro llevando a la vice decana Claudia Negri, segunda en la lista del peronismo “Ahora Buenos Aires”.
Claudia Negri, íntima de Carlos Rojo de la Asociación de Médicos Municipales, socio de Yacobitti y ex diputado. Esto expresa que lo que en el ámbito universitario suele nuclearse como masa amorfa radical Franja Morada, a nivel ciudad no lo es del todo, es una alianza entre radicales y peronistas para gobernar, gestionar y conducir facultades y hospitales. En ese sentido desde lo electoral el grueso de los aliados del radicalismo en Medicina, la facultad más grande de la UBA, estuvo con Santoro, militando por abajo y por fuera de la universidad. Haciendo una campaña centralmente alrededor de la figura de Negri, ligada a la salud y a los hospitales de CABA.
Hay que recordar también la importancia de la Facultad de Medicina para los negocios de la salud siendo que hay 6 Hospitales públicos que dependen de la universidad: Clínicas, Lanari, Odontológico, Roffo, Vaccarezza y Hospital Escuela.
El hecho de que el más radical de los peronistas haya dando un lugar central a los aliados de los radicales en su lista, tuvo un peso importante y se expresó en el cierre de campaña de Santoro, que hicieron en la facultad de Medicina, donde ni pintaron La Cámpora y la Mella con sus agrupaciones y aprovecharon para mostrar abiertamente que se habían quedado con la facultad más grande en la repartija de alianzas.
No es una novedad que el radicalismo ponga huevos en distintas canastas, para tener opciones de frentones de los cuales participar. Una posibilidad es que sea parte de prepararse para un frente común 2027 contra Milei y en el camino, parte de tejer lazos para posibles acuerdos y proyectos de Ley en la legislatura y en el congreso, en un escenario de un PRO ligado al gobierno y la misma UCR colaborando con el gobierno. Radicales con peluca como De Loredo que en momentos claves no dieron quórum o que transan abiertamente con el gobierno para votar sus leyes.
Hay que clarificar si es parte de una interna dentro del radicalismo de la Franja Morada, partiendo de que Evolución, con Martín Lousteau a la cabeza, quedó muy solo en la elección o si más bien son alianzas con sus puntos fuertes y sus debilidades. De todas formas, claramente, al radicalismo le conviene que dentro del armazón peronista estén sus aliados. Débil en lo propio pero muy cercano a los que están de ambos lados del mostrador.
Una victoria que no fue
Santoro no logró su principal objetivo que era ganar la elección de la legislatura porteña. De conjunto apostaron a ir con dos candidatos ligados a la UBA, Claudia Negri dentro de medicina y Federico Mochi, uno de los fundadores de la JUP universitaria y ahora docente en la universidad de Derecho. La misma JUP que en la Facultad de Farmacia y Bioquímica se presenta junto a la Franja Morada (le sacaron la conducción del centro al PO luego de varios años), pero en económicas tienen un consejero en un frente con La Cámpora, de ambos lados del mostrador. La militancia de Patria Grande promovió la candidatura de Santoro, principalmente por dos candidatos, que tienen lazos en los barrios populares y con organizaciones sociales.
La mella y La Cámpora quedaron más bien desdibujados en la elección en cuanto a peso y cargos en la campaña de conjunto. Todo muestra que quienes salieron beneficiados en la repartija fue el sector del PJ porteño. Es posible que esto cambie hacia las elecciones de PBA y nacionales, donde se abre una disputa ya que la Provincia de Buenos Aires tiene el grueso de la concentración de votos a nivel nacional y donde ya se vienen expresando grietas dentro del peronismo partiendo del gobernador Axel Kicillof.
¿Será que quieren apostar a un armado Larreta, Lousteau y Santoro?. Sería un paso más en el rol que vienen tomando sus referentes a nivel nacional, que para ninguno sería la primera vez pegar un giro 180 y cambiarse de bando. Ya las agrupaciones como La Cámpora, cada vez actúan más imitando a la Franja Morada, respecto a políticas de gestión sin organización estudiantil, en las facultades que dirigen o apuntan hacia eso, siendo parte de las burocracias docentes y no docentes, y respondiendo a las autoridades oficiales del gobierno universitario.
Fortalecer una alternativa desde abajo
El Frente de Izquierda conquistó una banca, siendo uno de los 5 partidos que lograron entrar a la legislatura. En una campaña que buscaron nacionalizar y polarizar dejando afuera a otras alternativas políticas, se expresó un malestar por abajo con mayoría de gente que no fue a votar y de conjunto, la mayoría entre abstenciones y votos a partidos opositores, no eligió como alternativa apoyar al gobierno de Milei.
Conquistamos una nueva banca al servicio de los trabajadores y los estudiantes y difundimos las ideas de la izquierda ampliando nuestra influencia política con un referente que surgió del conflicto educativo y de las peleas del movimiento estudiantil como Luca Bonfante. Esto es solo un primer punto de apoyo para organizar la bronca hacia otra alternativa política que enfrente el ajuste del gobierno, el FMI y sus cómplices.
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Desde nuestra red de agrupaciones de En Clave Roja seguimos planteando que no hay que confiar en quienes panquequean, negocian con la educación y se ponen de ambos lados del mostrador para tejer alianzas y respaldar proyectos políticos que desfinancian la universidad a espaldas de la comunidad educativa o que quieren discutir que para que haya presupuesto educativo, hay que cagar a los jubilados, mientras no se toca ni se discute los millones destinados a pagar deuda externa.
Continúa la pelea por construir una Tercera Marcha educativa. Que sea convocada desde abajo con espacios de debate y deliberación entre docentes, no docentes y estudiantes. Las medidas aisladas, convocadas por las autoridades donde la gran mayoría del movimiento estudiantil no es parte, para negociar con el gobierno, no son el camino para en pie una fuerza que vuelva a poner en jaque al gobierno. Por el contrario, buscan “fotos” de grandes marchas para negociar y que luego se vuelva a la normalidad, como sucedió el año pasado donde negociaron presupuesto de funcionamiento y dejaron tirados a los docentes.
En cada aula, cursada y asamblea, damos la discusión sobre la necesidad de un programa democrático que ponga en pie un movimiento estudiantil que no deje a nadie tirado, junto con jubilados y trabajadores para tirar abajo el plan de Milei, el FMI y los empresarios
