Mientras muchos comienzan a planear una escapada de fin de semana, un rincón de la Mesopotamia Argentina se posiciona como el nuevo imperdible del mapa turístico. Con la reciente inauguración de su pista aérea de la localidad de El Soberbio, esta región da un paso clave hacia adelante en la integración con el turismo nacional e internacional, convirtiéndose en la puerta de entrada a uno de los paisajes más fascinantes del país: los Saltos del Moconá.
Ubicados en plena selva, estos saltos únicos por su caída longitudinal sobre el río Uruguay se transforman, junto a la nueva infraestructura, en el centro de una experiencia que combina aventura, naturaleza y desarrollo sustentable.
Este nuevo corredor aéreo no solo promete facilitar la llegada de vuelos privados durante los fines de semana largos, sino también dinamizar la economía local, generar empleo y atraer inversiones que impactan directamente en las comunidades. El Soberbio, históricamente una zona alejada de los grandes centros, se convierte así en protagonista de un modelo de crecimiento arraigado en la biodiversidad y en la innovación productiva.
Quienes visiten el lugar no solo encontrarán paisajes impactantes, sino también una identidad viva, desde una yerba mate endulzada con Stevia hasta proyectos de esencias vegetales de alto valor agregado. El cruce entre tradición y modernidad se respira en cada rincón.
¿Qué son los Saltos de Moconá?
Están ubicados en el Parque Provincial Moconá y son una joya natural única. Los Saltos del Moconá son un fenómeno raro por su salto transversal, donde el agua del río corre de manera diagonal, creando una vista deslumbrante de la caída de agua, donde se combina la fuerza de la naturaleza con el misterio de lo inexplorado. La experiencia dura 20 minutos.
Volar, otra forma de hacer turismo aventura
En tiempos en los que los destinos masivos comienzan a saturarse, esta región ofrece una alternativa distinta: naturaleza virgen, cultura auténtica y una visión de desarrollo que respeta sus raíces. La pista aérea de El Soberbio no es solo una obra estratégica, sino que se erige como símbolo de un territorio que elige crecer desde su esencia.
Una de las referencias provinciales es que desde Puerto Iguazú hasta Moconá hay 250 kilómetros aproximadamente. En el noreste argentino, una nueva ventana al mundo acaba de abrirse y aguarda ser utilizada para seguir disfrutando del país.