Tras el permiso del juez y por primera vez con tobillera electrónica, Cristina Kirchner salió este jueves a la noche al balcón del departamento en el que cumple prisión domiciliaria. Lo hizo cerca de las 19.30. Vestía un buzo verde y pantalones anchos, estilo oxford. A la exvicepresidenta acababan de colocarse la pulsera que asegurara que cumpla con la prisión.
A Cristina Kirchner la saludaron decenas de militantes que estaban esperándola bajo el balcón de San José 1111, en el barrio de Constitución. Fue la primera salida de la expresidenta luego de recibir el permiso explícito de la Justicia para hacerlo.
Estuvo cerca de cinco minutos saludando, causando revuelo en sus seguidores. Entre ellos había un grupo de mujeres que se acercaron con guirnaldas decorándoles los tobillos, a la manera del dispositivo electrónico que Cristina estrenó este jueves. Se hacen llamar «Las tobilleras».

Ni desde abajo ni a través de las cámaras de televisión pudo divisarse el aparato que le pusieron este jueves a la tarde. El muro del balcón, el ángulo precipitado de la cámara y los pantalones evitaron que se lo viera.
Más temprano este jueves, el juez Jorge Gorini autorizó las salidas al balcón, después de que el abogado de la exvice, Carlos Beraldi, elevara una nota para conocer precisiones sobre los alcances de las tres condiciones que Cristina debe cumplir en su prisión domiciliaria.
«Se espera de la solicitante el criterio, la prudencia y el sentido común suficientes para discernir en qué contexto el uso del balcón resultará una acción inocua y en cuál podrá implicar una perturbación para la tranquilidad y la convivencia pacífica del vecindario y sus habitantes (única y exclusiva situación que se pretende proteger con la regla de conducta en cuestión)», aclararon desde el Tribunal Oral Federal N° 2.
Así, atrás quedo el lamento de Mayra Mendoza, que el martes -tras la notificación de la domiciliaria- había dicho: «La Justicia dispuso que no puede hacerlo, yo creo que les molesta la sonrisa». La intendenta de Quilmes estuvo este mismo jueves en San José 1111, en el momento en el que le colocaron a Cristina la tobillera electrónica.
«Vengan a darle amor. El amor no perturba, lo que perturba es el odio», arengó Mendoza. Fue pasadas las 18. Además, anticipó que la expresidenta saldría «a saludar».
Cerca de ella estaban «Las tobilleras», un grupo de militantes que se acercaron a Constitución con guirnaldas y correas de flores en los pies. La idea surgió el miércoles, en la marcha en defensa de Cristina Kirchner en Plaza de Mayo, y corrió con la velocidad de las redes sociales.
“Cristina es inocente, Cristina Libre”, rezaba la convocatoria.

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