Horas antes de hacerse cargo formalmente por segunda vez de la Basílica Nuestra Señora de los Dolores de la ciudad de Villa Dolores, el Padre Daniel Peralta murió tras protagonizar un siniestro vial en las inmediaciones de la plaza Mitre de esa ciudad situada en el Valle de Traslasierra, provincia de Córdoba.
El cura tenía 57 años y recientemente había sido designado por el obispo de la diócesis de Cruz del Eje, monseñor Ricardo Araya, para volver a ponerse al frente de la parroquia de Villa Dolores, luego de ser trasladado a Capilla del Monte.
Según informaron medios locales, en horas de la tarde, después de brindar la primera de las misas que tenía programadas para este domingo, dejó la iglesia a bordo de un Citroën C3 blanco, pero a los pocos metros perdió el control de su vehículo y se subió a la vereda de un kiosco, cerca de la esquina de Presidente Perón y Felipe Erdman.
Un motociclista que se encontraba allí con su vehículo advirtió que el auto se acercaba fuera de control y pudo salvar su vida de milagro.
Citando a fuentes de la Departamental San Javier de Policía, los mismos medios informaron que la causa de muerte fue un paro cardiorrespiratorio.
Daniel Peralta tenía 57 años y recientemente había sido designado para volver a ponerse al frente de la parroquia de Villa Dolores.Peralta debía comenzar una nueva etapa en su servicio pastoral este domingo a las 21 en la Basílica de Villa Dolores, pero lamentablemente en vez de esa ceremonia tuvo que llevarse a cabo la misa de cuerpo presente para despedirlo.
“El sacerdote ha vivido su pascua el mismo día en que iba a comenzar su ministerio como párroco de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores de Villa Dolores. Le pedimos a Dios que lo recompense y le conceda la paz que no tiene fin”, escribió la Diócesis de Cruz del Eje en su cuenta de Facebook.
Por su parte, en la misma red social, el Municipio de Villa Dolores lamentó el trágico final de Peralta y recordó una frase que el Presbítero dijo en una entrevista radial el último sábado: «Esta zona me llama, me gusta. Las cosas no se dan porque sí. Tenemos el desafío de encontrarnos, de compartir, de humanizarnos. No hay espiritualidad sin corazón».
ES
