El 23 de septiembre de 2025, en el segundo día de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Gustavo Petro hizo una intervención centrada en la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, el genocidio en la Franja de Gaza y la política antinarcóticos implementada por Estados Unidos. Su discurso incluyó señalamientos contra el presidente Donald Trump y críticas a sus decisiones como de política interna y externa.
“Trump no solo deja que caigan misiles contra los jóvenes en el Caribe, no solo encadena y encarcela migrantes, sino que permite que lancen misiles contra niños, jóvenes, mujeres y viejos en Gaza. Se hace cómplice del genocidio, porque es genocidio, y hay que dictarlo una y otra vez”, indicó el jefe de Estado colombiano en su espacio de intervención.
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Contrario a su discurso, el presidente paraguayo, Santiago Peña, abordó la problemática de la violencia que hoy aqueja a Colombia. Ante las distintas delegaciones de los países participantes, el mandatario recordó el magnicidio de Miguel Uribe Turbay. El exsenador y ex precandidato presidencial fue víctima de un ataque armado el 7 de junio de 2025 en Bogotá y falleció el 11 de agosto, luego de dos meses de hospitalización.

“Todavía estoy conmocionado y también triste y afligido por las imágenes chocantes de dos cobardes e incomprensibles atentados políticos. Primero, la intolerancia, el odio, se llevaron la vida de un gran ser humano: Miguel Uribe, el precandidato presidencial colombiano, quien fue asesinado en público durante un recorrido en una plaza”, expresó el presidente de Paraguay.
A su juicio, este hecho deja en evidencia que la violencia del pasado de Colombia está nuevamente presente.
También mencionó el caso del activista político y cristiano Charlie Kirk, afín a las ideas del presidente Donald Trump y reconocido en el ámbito cristiano como un valiente abanderado de la familia, los valores y la fe. Fue asesinado en un evento político que lideraba en una universidad en Utah. Un joven de 22 años, Tyler Robinson, disparó en su contra usando un rifle, propinándole una herida grave en el cuello, que derivó en su muerte.

“(Fue) miserablemente arrebatado de su esposa y dos hijos por un único pecado: defender sus convicciones y los valores con gran elocuencia y coraje”, precisó el jefe de Estado, condenando el crimen, que fue perpetrado por un adolescente de 15 años, que ya fue sancionado con siete años de privación de la libertad.
Peña aseguró que tanto Uribe Turbay en Colombia, como Kirk en Estados Unidos, no optaron por la violencia para sobreponer sus pensamientos e ideales. Recurrieron, más bien, al debate abierto y “franco”, sin dejar de lado el respeto y sin “eludir las posiciones controversiales”.
“La respuesta ominosa, macabra, nos tiene que despertar de nuestro somnoliento estado de complacencia. Queridos amigos, nuestros valores, nuestra forma de vida misma están en peligro”, añadió.

El presidente paraguayo hizo una reflexión al respecto, advirtiendo que los valores y la vida están en riesgo y que, por tanto, los políticos deben actuar con inmediatez. Hizo énfasis en la necesidad de implementar la democracia, para que exista un debate pacífico en medio de las diferencias.
“La respuesta ominosa, macabra, nos tiene que despertar de nuestro somnoliento estado de complacencia. Queridos amigos, nuestros valores, nuestra forma de vida misma están en peligro (…). En tiempos en los que la oscuridad busca apagar la luz, debemos tomar posiciones. No es tiempo para tímidos, señores. O estamos del lado correcto de la paz y la razón, o estamos con la violencia y la intolerancia”, señaló el mandatario en la ONU.