La muerte es un tema que preocupa “mucho” al incombustible Costa-Gavras, un cineasta que a sus 92 años puede presumir de una excelente forma física e intelectual. “Soy consciente, pero tengo una edad en la que el final se acerca cada día que pasa”, dice. Presenta nueva película, El último suspiro, y publica en español su libro de memorias Ve adonde sea imposible llegar, un repaso a su vida desde que dejó su Grecia natal para convertirse en director de cine en París. En el filme, el franco griego aborda el derecho a la muerte digna y los cuidados paliativos en una historia donde reina la escucha y el acompañamiento mutuo. No en vano, está inspirada en el libro homónimo del escritor Régis Debray y el médico Claude Grange, que cuenta casos reales de pacientes que se enfrentaban a sus últimos días de vida y donde el realizador vuelve a dar otra lección del compromiso social y político que caracteriza su filmografía a través de la relación entre Fabrice, un filósofo que descubre que puede estar enfermo, y Augustin, responsable de una unidad de paliativos.
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