Desde hace años la presencia de jabalíes salvajes en la región patagónica atormenta a los residentes. Lo que en un principio resultaba divertido como avistaje de una especie agradable y tierna, terminó convirtiéndose en una problemática social y hasta económica.
Esta vez le tocó pagar al distinguido hotel Llao Llao de Bariloche, donde una piara de jabalíes eligió la cancha de golf del lugar para revolcarse. Allí dejaron un desastre en el césped con pozos que dejaron inhabilitado el terreno de juego.
“Es un riesgo real. No estamos hablando de animalitos tiernos, sino de una especie que puede ser agresiva si se siente amenazada”, explicaron las autoridades barilochenses para referirse al respecto.

Más cerca de ser el brazo armado de los porcinos que de ser simples animales inofensivos, los jabalíes generan año a año importantes destrozos. No solo atacan a especies nativas que empiezan a peligrar, sino que también estropean cultivos, comen ovejas de productores locales y provocan desastres materiales a los vecinos.
Una caza que se fue de las manos
Originario de Europa y algunos países del norte de África el jabalí fue introducido de manera artificial en La Pampa argentina. ¿El motivo? La caza deportiva. Desde allí se ha expandido sin control por todo el país, principalmente en la Patagonia.
El problema, además de su alta capacidad reproductiva (las madres dan a luz dos veces por año en embarazos que alcanzan las 12 crías por parto), es que carecen de predadores naturales.

Desde Flora y Fauna de Río Negro avisaron que esto puede alterar las cadenas tróficas desplazando especies nativas. De hecho, hace algunos años Neuquén tomó la decisión de habilitar la caza y hasta reponer las balas que usen los cazadores para frenar la expansión de los jabalíes en Junín y San Martín.
Además hay otros datos que aportan a la voracidad que tiene el jabalí por encima de las especies nativas. Por ejemplo, sus colmillos no dejan nunca de crecer, lo que aumenta su capacidad asesina con el paso de los años. Es decir, un jabalí más viejo es más peligroso aún. Sin contar que tiene una de las mordidas más fuertes y potentes del mundo animal.