Durante décadas, el crimen organizado en América Latina fue descrito como un negocio de contrabando y narcotráfico. Hoy ese enfoque es insuficiente. Las redes criminales de la región han mutado en actores geopolíticos no estatales capaces de moldear la política interna, condicionar relaciones bilaterales y alterar las rutas del comercio global. Su capacidad de adaptarse, diversificar economías y controlar corredores estratégicos las convierte en un poder paralelo que compite con los Estados.
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El crimen organizado latinoamericano ha evolucionado: ya no es solo una economía ilícita basada en el narcotráfico, sino un actor geopolítico no estatal con capacidad para influir en la política, controlar territorios y afectar rutas comerciales globales.

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Analista Colaborador del área de América Latina en GEOPOL 21. Colombiano, economista con especialidad en economía urbana y regional, así como en estado, políticas públicas y desarrollo. Mis intereses abracan cómo se mueven las relaciones de poder en función de coyunturas económicas, políticas, fiscales, institucionales, sociales, intereses o políticas de estado, en función de la composición de la geografía y en función de intereses y capacidad militar.
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