Facundo Fernández, secretario de Fruticultura de Río Negro, advirtió que la temporada 2024/2025 es una de las más duras de los últimos años. Suba de costos, atraso cambiario y falta de rentabilidad golpean al corazón productivo del Valle.
La producción de peras Williams cayó un 25% esta temporada. Según Fernández, un 20% se perdió por una helada prolongada en septiembre, mientras que el resto se dejó en el árbol por falta de rentabilidad: “El costo de cosechar fruta chica era mayor que su valor de mercado”.
Otras variedades como Packham’s Triumph, D’Anjou y manzanas Gala, Granny Smith y Cripps Pink mantuvieron volúmenes normales, aunque muchas toneladas fueron enviadas a industria por los altos costos y un tipo de cambio anclado que desincentiva la exportación.
Mano de obra cara y sistema impositivo asfixiante
El costo laboral representa el 55% del total de producción. “En dólares, un trabajador cuesta hoy USD 1.200, frente a USD 480 en Chile. Estamos fuera de competencia”, afirmó el funcionario. Además, denunció un sistema fiscal “asfixiante”, con tasas de interés mensual del 7% en las cargas sociales.
Energía cara y dudas sobre el almacenamiento
Otro gran problema para la segunda mitad del año es el impacto de la tarifa eléctrica, que subió más del 400% tras la quita de subsidios. Esto afectará directamente el almacenamiento en frío de peras y manzanas. “No sabemos si el mercado interno convalidará precios que permitan cubrir ese costo”, planteó Fernández.
El mercado interno y externo, sin señales positivas
Mientras el consumo interno de peras creció un 15%, el de manzanas se mantiene estable. Sin embargo, los precios no aumentaron, mientras que los costos subieron entre un 25 y un 30% en dólares, lo que redujo la rentabilidad.
En el plano externo, Brasil, Rusia y EE.UU. siguen siendo destinos clave, pero los valores no alcanzan: “Brasil compra, pero con una devaluación del 26% y fletes caros, ya no es rentable a 15 dólares la caja”.
Crédito insuficiente y asistencia limitada
El gobierno rionegrino accedió a un crédito nacional para asistir a los productores en la cosecha. Más de 400 se inscribieron, pero el apoyo es limitado. “Estamos gestionando nuevas líneas para llegar al segundo semestre con oxígeno”, adelantó Fernández.
Fernández resumió la gravedad del panorama: “Coincido con Pierdominici: esta es una de las temporadas más duras de los últimos años. La inflación en dólares, el atraso cambiario y la presión fiscal están dejando a muchos productores operando a pérdida”.
La fruticultura rionegrina, uno de los pilares económicos del Valle, atraviesa un momento bisagra. La incertidumbre domina y la esperanza está puesta en resistir hasta que el contexto macroeconómico acompañe.