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martes, abril 1, 2025

Cristina Kirchner, en la tormenta perfecta de la interna del PJ y la Justicia

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Cristina Kirchner no lo entiende, porque se lo han explicado y no cambia de opinión. No fue el presidente Javier Milei quien le pidió al Gobierno de los Estados Unidos que el Departamento de Estado le prohibiera la entrada a ese país, tanto a ella como a sus dos hijos. La medida era una decisión que estaba casi tomada incluso en la administración del presidente demócrata Joe Biden, que la suspendió para que no se empantanasen las negociaciones de la gestión K con el FMI y el BID. Es muy posible que haya pesado también, en esa dilación, la buena relación que tenía el ministro de Economía y luego candidato presidencial, Sergio Massa, con varios de los ex funcionarios de la Casa Blanca, sobre todo con Juan González, ex asesor especial de Biden y Director Senior para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad.

Así lo pudo reconstruir Clarín en base a fuentes de la gestión demócrata. Kirchner no quiere oír nada que no sostenga la tesis de la conspiración de la que se convenció es la víctima principal: vía Trump. fue Milei sí, el que logró imponer que el Secretario de Estado, Marco Rubio, oficializara que los Estados Unidos le quitara la Visa a ella y su familia, igual que a Julio De Vido y sus parientes directos.

Lo cierto es que en la Casa Blanca su carpeta como autora, protagonista, y gestora del delito de «corrupción grave» se nutrió con ó información acumulada desde hace mucho tiempo. Reunieron evidencias serias obtenidas gracias a las fuerzas federales, distintas ONGs, y los medios de comunicación.

También, según dice en la intimidad, su paranoia con la Casa Rosada se alimenta porque afirma, muy segura, que el Gobierno intervino de modo informal ante la Cámara de Casación Penal Federal, rechazándole su último recurso para evitar que sea el máximo tribunal el que revisara su condena a seis años de cárcel a inhabilitación especial perpetua para ocupar cargos públicos.

«Me quiere presa», repite la exvice, y agrega: «Pasó cualquier límite tolerable». Está enojada. Y nerviosa. Es consciente de que, más tarde o más temprano, esta Corte Suprema, salvo que se modifiquen sus miembros por completo, rechazará su recurso sobre la condena de la causa Vialidad. Significa que terminará detenida. No sería durante el año electoral, afirman fuentes judiciales que trabajan el tema. «A la causa Vialidad se le dará el mismo tratamiento que a todos los expedientes». Es decir, no habrá un resultado judicial veloz pero sí inevitable desde el punto de vista penal. La exvice debería asumir como diputada nacional para garantizarse los fueros a la espera de que se ordene su captura por haber cometido graves delitos contra la administración publica. Resguardada en el Congreso, su prisión, se supone que domiciliaria, se daría una vez que el cuerpo legislativo votase su desafuero. Resistir. Ése es su plan. Para colmo, no logra aun quebrar la voluntad del gobernador bonaerense, Axel Kiciloff, que se mantiene en rebeldía ante ella y ante su hijo, Máximo, quienes intentan obligarlo a que no desdoble las elecciones distritales de las nacionales en Buenos Aires. Eso, sumado a la posible suspensión de las PASO en la Provincia, lo que perjudicaría la performance electoral K.

Una tormenta perfecta arremolina a Kirchner.

Por todas estas variables, sumadas a otras, es que ella escaló la pelea verbal con Javier Milei. Son cada vez más frecuentes sus textos furiosos contra del Presidente, contra su plan económico, sus funcionarios, y hasta contra la Casa Blanca, que ella misma sube a sus redes sociales.

La presidenta del Partido Justicialista Nacional (PJ), es la jefa del peronismo pero no logra ejercer el liderazgo entre sus dirigentes.

Pese a todo, nunca se la podría dar por vencida, pero su apogeo de poder mermó.

Rabiosa con Milei por sus desventuras internacionales y judiciales, le ordenó al bloque de senadores nacionales del PJ K que en la próxima sesión en la Cámara alta rechacen en el recinto los pliegos de los dos postulados a la Corte Suprema por el Presidente, Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. Ya tampoco cuenta allí con todas las lealtades de otros tiempos.

El bloque se dividió. Cuatro senadores armaron su propio espacio disconformes con el modo de conducción de la ex Jefa.

Entre los díscolos se destaca la senadora nacional Carolina Moisés. Bastó que Kirchner interviniera el PJ de Jujuy, para imponer como próxima candidata legislativa a una integrante de La Cámpora, Leila Chaher, por sobre el espacio de conducción de Moisés, para que ésta última rompiera los antes fieles 34 senadores con los que contaba la exvice en el Senado, un número que disminuyó. Kirchner hizo pública sus criticas, el sábado de la semana pasado, a los gobernadores peronistas que aceptan negociar con Milei.

Sus palabras no generan el resquemor de otros tiempos.

incluso explicitó que el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, había sido beneficiado por la Casa Rosada, que le cedió a esa provincia el manejo de la minera. «¿Vale entregar la dignidad por una mina de rodocrosita?», pegó la exvice.

También criticó a los diputados de Tucumán, a «los de Misiones que fueron Massa», y a «los de Salta» por apoyar a Milei en la votación del DNU para tomar deuda con el FMI.

De nuevo solo recibió réplicas de rechazo de esos mandatarios provinciales.

El salteño Sáenz le respondió así: «No nos subestimen más a los salteños. La Argentina no empieza y termina en Buenos Aires», dijo, y más: «Entendemos que los diputados le dieron gobernabilidad a alguien que ha sido elegido democráticamente. No podemos oponernos a todo». El «oponerse a todo», siempre relacionado al oficialismo de Milei, es la orden que Kirchner intenta hacerle cumplir a un peronismo que se le anima, al menos en las palabras y en algunos hechos, a rebelarse.

Saénz, incluso, la desafió a Kirchner a hablar «de igual a igual».

El tucumano Jaldo también hizo declaraciones públicas rechazando a Kirchner, y mencionando además su plan «oponerse a todo»: «Voy a seguir colaborando con el Gobierno Nacional», se impuso Jaldo, y siguió: «Los que se oponen permanentemente a todo creen que están ayudando, la verdad que no».

Kirchner no solo había dicho en su último discurso que sin los votos de los legisladores de estas provincias Milei no hubiera podido validar el DNU sobre el FMI. También, en acciones que pasan percibidas para la opinión pública, también había decidió la intervención del PJ de Salta y de Tucumán.

Ahora la sangría de legisladores K podría aumentar en Diputados.

El jueves, en el Senado, su orden de rechazo a los pliegos de los candidatos a la Corte es posible que no se produzca por falta de quórum.

O de votos propios.

La batalla política de los Kirchner más cruenta sigue dándose en Buenos Aires.

El ex candidato Sergio Massa reapareció para pedir «la unidad» del peronismo.

Kiciloff también cree que, si finalmente Kirchner y La Cámpora fuerzan una ruptura con sus planes, entraría en riesgo una probable victoria del PJ en la Provincia en las legislativas en las que el peronismo enfrentará a los candidatos de La Libertad Avanza, de Milei, quizás en pacto con dirigente de peso del PRO.

Kiciloff cree y pidió en público que se defina si la legislatura bonaerense suspende las PASO en el distrito, y además afirmó que las elecciones de candidatos a ocupar cargos distritales deben desdoblarse del día en que se voten los postulantes a ocupar puestos nacionales en el Congreso. Cristina se opone. Las negociaciones entre los K y el gobernador se sucedían, sin resultados, pero estaban en desarrollo, hasta que la senadora nacional Teresa García, alineada con la exvice, presentó un proyecto de Ley para que el día de los comicios se unifique.

Desde ese momento se cortó el diálogo entre los dos sectores supuestamente antagonistas.

Pero el Gobernador sorprendió con la publicación de apoyo de 44 intendentes bonaerenses del PJ solicitando el desdoblamiento de los comicios. Entre ellos están algunos de los jefes comunales de los mas populosos distritos del país: La Matanza, San Martín, José C. Paz, Avellaneda, La Plata.

El apoyo al Gobernador es el desafío a Cristina y Máximo Kirchner, o sea, a La Cámpora.

La interna bonaerense se desata no solo en declaraciones y posicionamientos públicos.

Llegó a la calle y de forma cruenta.

Jefes destacados del PJ, y fuentes de la Justicia, hicieron notar un acontecimiento judicial que se dio después de un combate en las calles de La Plata, entre dos facciones de barras bravas de Gimnasia y Esgrima y de Estudiantes, en el que se involucró al jefe de la seccional de la UOCRA de la capital de Buenos Aires, Iván Tobar.

Después de los disturbios entre esos dos sectores que pelean por espacios de poder territorial con apoyo de jefes peronistas que apoyan a los Kirchner y otros a Kiciloff, se produjo la detención de Tobar, ordenada por un juez. Ocurre que ese líder local de la UOCRA, que trabaja para el intendente Julio Alak (hoy sostén de Kiciloff en la interna del PJ), fue preso por orden de un juez federal, no por haber protagonizado el sangriento enfrentamiento con la barra brava de Gimnasia, si no por estar involucrado en un expediente que se mantuvo dormido desde el 2021 hasta esta misma semana, en el que se lo investiga por amenazas contra funcionarios judiciales que debían determinar en aquel momento si se excarcelaba al líder histórico de la UOCRA La Plata, «El Pata» Medina.

El juez que detuvo a Tobar por hechos ocurridos hace cuatro años fue un ex líder de La Cámpora que llegó a magistrado, Ernesto Kreplak.

Apuró esa captura cuando la Justicia platense trabajaba para imputar y también ordenar la detención de Tobar pero por los incidente con heridos entre sus barras y los de Gimnasia,en las puertas del hospital de Gonnet.

Sorprendente. Tobar cayó preso no por lo que habría organizado en un día de total violencia esta semana, en un expediente en el que fue imputado por ser posible autor intelectual de esos hechos, si no por algo que ocurrió hace cuatro años en una causa en la que,se supone, no había novedades.

La versión en los tribunales y la política de La Plata, demasiado grave como para que sea comprobada como cierta, es que desde La Cámpora impulsó su pedido de captura vía Kreplak para enviarle un mensaje al intendente Alak.

Cuando el peronismo pelea por el poder, pelea por el poder.

En sentido metafórico. O literal.

Redacción

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