En un momento político clave, Cristina Fernández de Kirchner vuelve a tomar un rol protagónico en la arena nacional. Después de una reunión estratégica con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, la expresidenta se prepara para encabezar un acto en Corrientes con el objetivo de consolidar al PJ detrás de Martín Ascúa, actual intendente de Paso de los Libres y candidato con aspiraciones de liderazgo provincial.
La movida no es menor. En el contexto de un gobierno liderado por Javier Milei, caracterizado por su retórica disruptiva y sus políticas económicas de corte liberal extremo, el peronismo enfrenta el desafío de reorganizarse como fuerza opositora cohesionada. Cristina, símbolo de la resistencia dentro del espacio, busca no solo articular la unidad del PJ, sino también posicionar un discurso que pueda resonar en amplios sectores sociales descontentos con las medidas de ajuste y privatización de Milei.
La elección de Corrientes como escenario es estratégica. Históricamente gobernada por fuerzas opositoras al kirchnerismo, la provincia representa una oportunidad para medir la capacidad del peronismo de ganar terreno en territorios adversos, especialmente en un año donde las tensiones sociales y económicas están al límite.
Sin embargo, la pregunta que persiste es si el PJ podrá superar sus propias divisiones internas y ofrecer una alternativa creíble a la ciudadanía. Mientras tanto, Milei continúa capitalizando su imagen de «outsider» frente a una política tradicional fragmentada, lo que refuerza la necesidad de que el peronismo articule un mensaje claro y unificado.
En este marco, Cristina parece decidida a ejercer su influencia como articuladora de un proyecto político que trascienda a las individualidades y recupere el espíritu colectivo que alguna vez definió al peronismo. La figura de Martín Ascúa puede ser el catalizador de esta apuesta en Corrientes, pero el desafío es mucho más amplio: reconstruir el vínculo con un electorado que exige respuestas concretas y que, en gran medida, se siente desencantado con las ofertas tradicionales.
El acto en Corrientes no será solo un evento político más; será una demostración de fuerza, pero también una prueba para un PJ que necesita reinventarse frente a los desafíos que plantea el escenario político actual, dominado por la impronta disruptiva de Milei. La capacidad del peronismo de adaptarse a este nuevo contexto definirá no solo su futuro, sino también el de la política argentina en los próximos años.