Cristina Pérez dejó a todos inmóviles en el estudio cuando, en medio de una charla distendida con Mario Pergolini en Otro día perdido (El Trece), abrió la puerta a un recuerdo familiar que jamás había contado públicamente.
La periodista relató una situación que vivió poco antes de la muerte de su papá, Enrique, y que la conectó de una manera inesperada con su actual marido, Luis Petri.
Mientras hablaban sobre su familia, Cristina mencionó un detalle que siempre la había sorprendido: a su padre nunca le simpatizaban del todo sus parejas. Sin embargo, con Petri la historia fue distinta. “Fue inmediato, lo tomó con cariño desde el día uno”, recordó. Ese vínculo temprano entre ambos terminó siendo clave para comprender lo que vendría después.

La historia se repite: Cristina Pérez reveló la impactante historia que le confesó su papá cuando conoció a Luis Petri
La anécdota surgió cuando Cristina y su marido decidieron hacerse un tatuaje en común al casarse, gesto que mostraron con orgullo en su entorno. Fue entonces cuando Enrique rompió el silencio y reveló un capítulo desconocido de su juventud, uno que no solo emocionó a su hija, sino que la dejó perpleja.
Según contó la periodista, su papá le confesó que, décadas atrás, había tenido una novia oriunda de San Martín, Mendoza, exactamente la misma ciudad en la que nació Petri. Pero eso no fue todo: en aquellos años —cuando tatuarse era algo muy poco habitual— él también se había hecho un tatuaje con el nombre de esa joven mendocina.

Cristina, que jamás había escuchado esa historia, quedó impactada por la doble coincidencia: misma ciudad y mismo gesto simbólico que después compartiría con su marido.
“Cuando nos vio el tatuaje recién ahí lo contó. Yo no sabía nada. Me quedé helada”, relató ante la sorpresa de Pergolini, quien remarcó lo inusual que era tatuarse en esa época. La periodista también añadió que su mamá jamás supo de ese tatuaje oculto que Enrique llevó durante tantos años.
Conmovida, Cristina evocó la figura de su padre, fallecido en mayo de 2024. Lo describió como un hombre creativo, soñador, de esos que viven con la cabeza llena de ideas. “Eso lo heredé de él”, expresó con ternura. Y aunque recordó la anécdota entre risas, no ocultó que aquellas dos coincidencias inesperadas la hicieron sentir que, de algún modo, su papá había logrado tender un puente silencioso entre su propia historia y la nueva vida que su hija estaba construyendo junto a Petri.

