Hay mucha gente a la que le encanta gastar y otras que prefieren mantener el dinero en sus cuentas bancarias o en el famoso “colchón”. La tacañería y, sobre todo, la avaricia, el deseo por tener cada vez más bienes, es una conducta tildada de pecado desde tiempos bíblicos.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) no la reconoce como un trastorno mental, existe una fobia, un miedo extremo e irracional a gastar dinero. Es decir, una conducta que va más allá de ser austero, tacaño o avaro. Son personas que restringen sus gastos hasta en las cuestiones más básicas.
Como cualquier otra fobia, el temor a las arañas o a los espacios abiertos, su raíz está en el miedo, algo que sirve para protegernos y cuya respuesta natural es huir de sus causas.
Esta fobia, aún poco conocida, se llama crometofobia y define a personas para quienes el solo hecho de tocar o incluso pensar en el dinero es causa de una gran aversión o inseguridad.

Un artículo publicado en la revista Vogue explica que “el problema puede ir del miedo a llevar dinero en el bolsillo al miedo a gastarlo, pasando por diferentes grados de temor e incomodidad incluso por tan solo pensar en cuestiones financieras o hablar del tema”.
Esto, por supuesto, va mucho más allá de la cautela, que puede ser deseable y normal, o del apego. En el fondo puede estar relacionado con un miedo irracional a quedarse sin dinero, hasta el punto de que puede ser la causa de problemas legales por deudas o de que la persona no cubra sus necesidades básicas.
¿Cómo se manifiesta la crometofobia? Hay varias maneras y estas incluyen el miedo excesivo a llevar efectivo, tarjetas de crédito o débito u objetos de valor. El miedo a gastar, por supuesto, y contar el dinero o controlar el saldo de la cuenta bancaria de manera compulsiva. Otra señal: dejar de pagar las facturas de los servicios o de comprar artículos necesarios, como comida o ropa.
“Esta fobia puede hacer que la persona sienta inquietud extrema al pensar o hablar de dinero, con sensaciones físicas de ansiedad como taquicardias, respiración agitada y necesidad de huir que pueden llegar al ataque de pánico”, agrega el artículo.

La ansiedad es uno de los rasgos más comunes de quienes sufren este trastorno. Generalmente estas personas ven cómo sus niveles de ansiedad se disparan en el momento de pagar algo, y no tiene por qué ser algo de precio elevado, sino tener que pagar un café o una entrada de cine.
“Los motivos del desarrollo de las fobias específicas pueden ser diferentes. “Este miedo irracional podría tener su origen en la asociación de sentimientos, emociones y experiencias vividas en situaciones adversas en las que el dinero estaba implicado. Esa asociación de elementos (emociones, situaciones aversivas, claves ambientales) puede llevar a que se le atribuya al dinero un carácter malévolo. O que se desarrolle una relación ansiosa y de inseguridad frente a él», explica Vogue.
Esta fobia también puede tener relación con vivir dificultades financieras graves, con experiencias negativas y violentas relacionadas con el dinero, o incluso por aprendizaje vicario, es decir, de la observación de la ansiedad de otras personas.
Como las fobias son mucho más que miedo, para resolverlas hay que acudir a un profesional de la psicología. En el tratamiento es necesario que la persona aprenda a identificar las señales de ansiedad tanto físicas como mentales y los mecanismos del miedo para aprender a calmarlo. En una segunda fase es importante comprender qué es lo que origina la fobia para poder reordenar en el mundo interno de la persona, los aspectos que hacen que siga generando síntomas.