Las cicatrices son marcas en el cuerpo que actúan como recuerdos imborrables de haber sufrido algún accidente o de haber pasado por el quirófano. Muchas son pequeñas, casi imperceptibles, y otras imposibles de cubrir.
Los famosos, por supuesto, son seres mortales y, como tales, llevan estas marcas en sus cuerpos. Por ejemplo, Catherine Zeta-Jones, en el cuello, porque se sometió a una traqueotomía cuando era niña. La marca en la barbilla de Harrison Ford es el recuerdo de un accidente de coche.
La actriz Queen Latifah tiene una cicatriz en la frente, producto de un juego algo violento de la infancia. A Sharon Stone la marca le recuerda un accidente que tuvo cuando montaba a caballo.
Son solo algunos ejemplos. Pero todos los seres humanos llevamos, de por vida, una cicatriz temprana que nos recuerda, nada menos, que un día llegamos al mundo.
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A diferencia de otras cicatrices, sobre todo en el caso de las mujeres, esta queda al descubierto, con orgullo, cuando llega el verano y florecen los trajes de baño de dos piezas. Los caballeros también deben mostrarla, sobre sus shorts.
Es la primera cicatriz que recibimos y, como dijimos, quedará para siempre. Porque el ombligo puede ser ovalado, más redondo, estar más hundido o hacia fuera, pero, siempre, es la huella del cordón umbilical por el cual recibimos alimento cuando estábamos en el útero.
Al nacer, el cordón umbilical pierde su utilidad y los médicos lo cortan. Entonces, nos queda el ombligo tan inútil como misterioso y llamativo.
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El ombligo, la cicatriz que todos compartimos, suele ser el refugio de pelusitas cuyo origen desconocemos. Un estudio realizado en 2009 por Georg Stenhauser, investigador de la Universidad Tecnológica de Viena, asegura que estas pelusitas son restos de fibras de algodón de la ropa, mezcladas con piel muerta y algo de vello.
Además de incontables pelusas, el ombligo almacena bacterias de más de 2.300 tipos, según un estudio realizado en Estados Unidos. Pero esto ocurrió en menos del 10% de los participantes del examen y la mayoría solo tenía ocho tipos de bacterias. Por eso, de tanto en tanto, conviene pasar un hisopo por allí, para desinfectar esta pequeña porción del cuerpo.

La forma y posición del ombligo depende de la manera en que se cerró la pared abdominal durante las dos primeras semanas de vida. Aunque una pequeña hernia también puede hacer que quede hacia fuera. Precisamente, la hernia umbilical es la principal causa del dolor de ombligo.
Esta hernia ocurre cuando parte del contenido del abdomen sale a través del ombligo. La falta de cierre del orificio del cordón umbilical, el embarazo o la obesidad pueden causar este problema que en los bebés se soluciona en pocas semanas y en adultos necesita de una intervención quirúrgica.
Algunas personas están disconformes con su ombligo y recurren al cirujano plástico en busca de una umbilicoplastia. Esta operación consiste en mejorar la forma, el tamaño o la posición del ombligo. Muchas veces esta operación se realiza como parte de la cirugía de abdominoplastia porque al aplanar el vientre también se estiliza el ombligo.