El narcisismo es un rasgo de la personalidad. ¿Y qué caracteriza a un narcisista? En grandes líneas, una excesiva preocupación por sí mismo, una visión grandiosa de sus propias capacidades y, además, una necesidad constante de admiración.
Sin embargo, es muy importante destacar que el narcisismo no es simplemente vanidad o amor propio en exceso.
Cuando hablamos de narcisismo en su forma más tóxica, nos referimos a un patrón de comportamiento marcado por la necesidad de tener siempre la atención, la falta de empatía, y una tendencia a manipular o minimizar a los demás para mantener una imagen «inflada» o elevada de uno mismo.
Sucede que detrás de este aparente exceso de confianza, suele esconderse una inseguridad profunda y una autoestima frágil que depende de la validación externa para sostenerse.
La doctora Courtney S. Warren -psicóloga clínica certificada que obtuvo su doctorado en Psicología en la Universidad Texas A&M en 2006 tras realizar sus prácticas en el Hospital McLean de la Facultad de Medicina de Harvard- afirma que discutir con una persona narcisista puede ser un suplicio.
En esta línea, la experta destaca siete frases que este tipo de personas suelen repetir con la intención de hacer daño a su interlocutor. Es muy importante conocerlas para lidiar con narcisistas… Sin morir en el intento.

Cuáles son las siete frases que repiten las personas narcisistas para hacer daño
“Tienes suerte de que me importe”
Quien pronuncia estas palabras no está ofreciendo cuidado genuino, sino ejerciendo poder emocional. Es una forma de aumentar su propio ego a costa del otro, posicionándose como alguien que otorga afecto como un favor, no como un vínculo recíproco.
“Nadie querría estar contigo”
Esta afirmación se lanza como un misil disfrazado de realidad objetiva, pero en realidad es un acto de violencia verbal. Su función es minar la autoestima del otro, debilitar su confianza y reforzar la idea de que, fuera de la relación con el narcisista, no hay opciones, ni valor, ni amor posible.
“Me necesitas”
Es una afirmación que apela al miedo al abandono, a la inseguridad, al desgaste emocional acumulado. Es, en realidad, una forma de reforzar la dependencia.
“Mis sentimientos son más importantes”
Quien afirma que sus emociones valen más que las ajenas no está expresando un sentir, está imponiendo una jerarquía afectiva. Es una forma de decir “lo que tú sientes me molesta porque desvía el foco de mí”.
Y cuando, además, se declara que el otro está equivocado por sentirse de determinada manera, se cruza una línea peligrosa: la que separa el desacuerdo del gaslighting, un tipo de maltrato emocional en el que una persona manipula a otra para que dude de sus percepciones y cuestione su propia realidad.
“¿Por qué hablas con X? Es un idiota”
Descalificar a los demás, especialmente a personas cercanas al interlocutor, es una estrategia común en las dinámicas narcisistas.
No se trata solo de expresar un juicio negativo sobre alguien, sino de sembrar dudas, generar culpa y condicionar los vínculos del otro. ¿El objetivo? Aislar. Porque mientras menos redes tenga la persona, más dependiente se vuelve del narcisista.

“Tienes la culpa de que grite”
Frases como estas son parte de un patrón tan común como peligroso: el de la culpabilización emocional, un mecanismo favorito del narcisismo para justificar conductas agresivas sin asumir consecuencias.
“No tengo tiempo para esto”
El narcisista suele usar esta frase en discusiones donde se le confronta con algo incómodo: una crítica, un límite, un reclamo emocional. No busca resolver, ni dialogar. Busca cortar la conversación, deslegitimar el problema, y colocarse por encima, como si su mundo —su agenda, su paz, su ego— estuviera por encima de cualquier afecto que demande escucha.
Por Christian Jiménez, La Vanguardia.