El ictus o derrame cerebral aparece súbitamente, pero es el resultado de un conjunto de factores que se acumulan a lo largo del tiempo; conocé cómo evitarlo.

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El derrame cerebral o ictus es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en el mundo. Sin embargo, más del 60 % podría prevenirse, de acuerdo con el cardiólogo español José Abellán, quien compartió en sus redes sociales una serie de recomendaciones enfocadas en factores modificables del estilo de vida.
“El 60 % de todos los ictus pueden evitarse con tan solo ocho factores sobre los que podemos actuar”, afirmó Abellán, señalando la importancia de adoptar hábitos saludables para reducir el riesgo de este trastorno cerebrovascular. Los consejos son:
- Ejercicio físico regular: realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de ejercicio vigoroso a la semana.
- Buena composición corporal: mantener un nivel bajo de grasa corporal y una adecuada masa muscular.
- Evitar el consumo de tabaco, drogas y vapeadores.
- Alimentación saludable: adoptar una dieta basada en plantas, con un patrón mediterráneo y preferencia por sal sin sodio.
- Dormir entre 7 y 9 horas diarias, asegurando un descanso de calidad.
- Entrenamiento de fuerza: esencial para conservar una buena salud muscular.
- Control de factores de riesgo clínicos como la hipertensión, la dislipidemia y la obesidad.
- Reducción del estrés y mejora del bienestar emocional.
“Prácticamente todos tienen que ver con el estilo de vida, la alimentación y el ejercicio. Es muy importante el entrenamiento de fuerza para mantener una composición corporal sana, evitar el tabaco, las drogas y los vapeadores, y tener un buen descanso”, explicó el especialista.

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Qué es el ictus y cuáles son sus causas
El médico neurocirujano Kemel Ghotme, de la Fundación Santa Fe y profesor de la Universidad de La Sabana, explicó que el ictus ocurre de manera súbita, pero responde a una acumulación de factores que desembocan en la obstrucción o ruptura de los vasos sanguíneos del cerebro.
Precisó que existen dos tipos principales de ictus: el isquémico, causado por una obstrucción en los vasos cerebrales, y el hemorrágico, producto de la ruptura de estos vasos y el consecuente sangrado cerebral.
El especialista añadió que el riesgo de ictus aumenta con la edad —particularmente a partir de los 60 años— y que, aunque es más frecuente en hombres, la mortalidad es mayor en mujeres. También señaló como factores de riesgo adicionales los antecedentes personales de ictus, la hipertensión arterial y las enfermedades cardíacas.
Otros elementos de riesgo incluyen la aterosclerosis, las dislipidemias (alteraciones en los niveles de lípidos en sangre) y el uso de medicamentos como los anticoagulantes. En resumen, tanto Abellán como Ghotme coinciden en que muchos de los factores que predisponen a un ictus pueden controlarse o mitigarse a través de hábitos saludables.
Elim Johanna Alonso Dorado, El Tiempo/GDA
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