Hay costumbres tóxicas que las parejas deberían dejar de lado. Son aquellas que traen problemas, roces y disgustos. Desde el Departamento de Psicología de la Universidad de California (EEUU) identificaron algunas, las tres más importantes. Los especialistas aseguran que es clave evitarlas y conocerlas favorece el vínculo.
Dicen que la idea es saber encarar las diferencias. Que hay una forma productiva de atacar un conflicto. Que lo mejor es afrontar el problema sin criticar al otro. En contrapartida, hay otras maneras inútiles de gestionar los roces, que llevan al conflicto total.
Enumeran los obvios que deben evitarse: insultar al otro o criticarlo; tener una actitud defensiva; mostrar desprecio y la indiferencia. A estos, los llaman «los cuatro jinetes del apocalipsis de las relaciones».
Quién tiene razón
Pero hay señales de alarma antes. Los especialistas recomiendan estar atentos cuando aparecen, justamente, para evitarlos. James Cordova, psicólogo de la Universidad de Clark, revela a The New York Times que las personas suelen creer que en las discusiones de pareja hay un ganador y un derrotado. Asegura que esto no ayuda para nada. Y recomienda resolver los conflictos de forma conjuntas, alejarse de la idea de competencia.
Por su parte, James Coan, neurocientífico de la Universidad de Virginia, propone la estrategia de encontrar soluciones que beneficien a las dos partes. Para este especialista, también hay que eludir la idea de «tener razón». En su lugar, la pareja debería comprender la posición del otro.
«El psicólogo dijo…»
Otro error común en los conflictos de pareja sería citar al terapeuta. Como por ejemplo: «El psicólogo dijo que debería decirte lo que pienso» o «eso es una actitud narcisista, no lo digo yo, lo dice el psicólogo», solo por mencionar algunas.
Esto crea un momento extraño, donde el citador usa «la autoridad» para desmantelar al otro, sin comprometerse con su propia opinión.
En estos casos, dice Coen a The New York Times, se logra que el otro «no tenga ningún recurso porque no te está respondiendo a ti, sino a la autoridad”, explicó.
Exageraciones y sarcasmo
También existe otro hábito tóxico que los especialistas llaman el «fenómeno de Sméagol», en referencia el personaje torturado de Gollum, del Señor de los Anillos.
Son esos casos cuando uno de la pareja acepta los reclamos y las quejas del otro pero de forma exagerada. Es decir que, en lugar de afrontar el problema, se repliega como Sméagol.

En una discusión, alguien puede expresar que está molesto por algo y la otra parte contesta sarcásticamente: «Lo sé, soy lo peor. Soy un compañero terrible. Ni siquiera sé por qué estás conmigo”.
«Es una táctica que distrae y desestima la preocupación de la otra persona. Y no es pasiva, puede convertirse en agresiva», comenta Coen.
Para evitar estas costumbres, los especialistas recomiendan usar la compasión y honestidad. Reafirmar la existencia del otro y asegúrale que te importa. Expresar lo que uno necesita y tratar de que la pareja entienda. Es importante, según dicen los expertos, en estos momentos sacar el foco de uno mismo y intentar concentrarse en las preocupaciones del otro, sin ningunear, protestar ni ponerse en situación de «víctima».
MG