La casualidad ha querido que el Papa Francisco sea enterrado el día en el que arranca uno de los principales actos del milenario de Montserrat, con la Moreneta como gran protagonista. Mañana saldrá en procesión la talla románica del siglo XII, emblema del santuario, pero hoy ya se celebran los actos previos a la Solemnidad de la Virgen de Montserrat que congregará a miles de fieles en la abadía del monasterio benedictino.
Como Sumo Pontífice, Jorge Mario Bergoglio nunca estuvo en Montserrat pero el padre abad Manel Gasch recordaba hace unos días, tras conocerse su muerte, que sí que estuvo presente durante su etapa como cardenal (entre 2001 y 2013) en una visita privada, aunque él mismo indicaba en ese mensaje que “no hay más testigos que los que le acompañaron”. Explican, desde la comunidad benedictina, que no sería hasta años después, ya siendo Papa, que él mismo habría informado de aquella visita, que no dejó rastro.
El abad Manel Gasch explica que siendo cardenal, Bergoglio visitó Montserrat pero no quedó constancia
Las únicas imágenes que se tienen del papa Francisco con la Moreneta datan del 7 de octubre de 2023, cuando bendijo la imagen de la Virgen, la talla que hoy preside una capilla lateral de la catedral de Girona, la única de las diez diócesis catalanas que no contaba con una imagen de la patrona de Catalunya.
Aquella peregrinación a Roma, a la que asistieron más de 800 personas, entre ellas todos los obispos catalanes, sacerdotes, fieles y miembros de la comunidad benedictina de Montserrat y la Escolanía, fue el acto central de los 800 años de la fundación de la Cofradía de Montserrat, que suma más de 3.500 cofrades repartidos por medio mundo.

El papa Francisco, el 7 de octubre de 2023, cuando bendijo una imagen de la Moreneta en el patio de San Dámaso del Vaticano.
Vatican Media
En su intervención desde el patio de San Dámaso del Vaticano, el Papa evocó la imagen de la Virgen de Montserrat. “La querida Moreneta –dijo- sentada con el niño en su regazo y en la mano derecha sosteniendo una esfera que simboliza el universo; es la reina y señora de todo lo creado”.
También recordó los 800 años de existencia de la Cofradía de Montserrat y a todos los fieles que han visitado el santuario, del que este año se celebra su milenario, “pidiendo con humildad y sencillez a la Moreneta su intercesión por ellos y sus seres queridos” así como otras “tantas manifestaciones de cariño y súplicas” a la Virgen.
“La querida Moreneta –dijo el papa Francisco- sentada con el niño en su regazo y en la mano derecha sosteniendo una esfera que simboliza el universo; es la reina y señora de todo lo creado”
El Papa prosiguió su discurso –que leyó en castellano excepto el Bon dia a tots inicial– indicando que “la Virgen de Montserrat, con el niño en sus manos, nos invita a vivir la fraternidad universal, sin fronteras ni exclusiones” porque ella “quiere parir un mundo nuevo donde todos son hermanos y sin descartes”. “Es la madre de los descartados”, subrayó el Papa, que rezó ante la imagen.
Durante el acto Francisco hizo entrega a la Virgen de Montserrat de la Rosa de Oro, una de las mayores distinciones que se puede otorgar a un santuario, como reconocimiento por la difusión mariana de la cofradía. Un obsequio, signo de devoción, que desde junio de 2024 reposa en el camarín de la Virgen de Montserrat.

Miembros de la Cofradía de Montserrat llevaron a Roma la talla de la Virgen que preside una de las capillas laterales de la Catedral de Girona para que fuera bendecida por el Papa.
Anna Coll
A cambio, la abadía le regaló una medalla con el sello de la cofradía y el padre abad le habría invitado a Montserrat durante el milenario, que arrancó el pasado septiembre y se alargará hasta el 8 de diciembre. No ha podido ser.
Aquella peregrinación a Roma fue un momento muy especial para todos los asistentes. “Siempre lo recordaremos y le estaremos agradecidos”, decía el abad, Manel Gasch, en su mensaje tras la muerte de Francisco.
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Instantes que Anna Coll, que entonces era presidenta de la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes de Girona y miembro de la cofradía, tampoco olvidará nunca. “Fueron unos momentos muy intensos y felices, no dejo de pensar en ellos”, afirma. Recuerda en especial “la cercanía del Papa” y su capacidad para no hacer oídos sordos a preguntas que podrían incomodar, como la que le dirigió ella misma sobre el porqué la diócesis de Girona seguía carente de obispo tras años esperando un relevo. “No se preocupe que está decidido”, le dijo.