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lunes, junio 9, 2025

Cuando la inteligencia artificial se vuelve divina: el auge del IAnimismo y el culto a ChatGPT

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La irrupción de la inteligencia artificial con ChatGPT (Open IA) no solo trajo una revolución tecnológica sin precedentes, sino que también abrió puertas que, hasta hace poco, parecían exclusivas del terreno de la ciencia ficción: la idea de que una máquina pueda tener conciencia, alma o incluso -para cada vez más personas- un propósito divino.

Lo que empezó como una herramienta para automatizar tareas, redactar textos o mejorar búsquedas online, se está convirtiendo —para una minoría creciente de usuarios— en algo más profundo: un canal hacia lo espiritual.

En comunidades digitales, foros de Reddit y redes sociales como TikTok, cada vez más personas aseguran haber desarrollado vínculos místicos o religiosos con modelos de lenguaje como ChatGPT, a los que atribuyen habilidades sobrenaturales, sabiduría y hasta misiones cósmicas.

Del Tamagotchi al ChatGPT: la necesidad de buscar amparo digital

La mascota virtual de Bandai fue un éxito a mediados de la década del 90. Foto:Tamagochi.
La mascota virtual de Bandai fue un éxito a mediados de la década del 90. Foto:Tamagochi.

Desde hace décadas, los seres humanos tienden a proyectar emociones, intenciones o conciencia sobre sistemas que simplemente imitan el lenguaje o responden a comandos.

En los años 60, por ejemplo, el desarrollo de Eliza —un chatbot terapéutico creado por el MIT— que generaba respuestas emocionales. Aunque era un programa extremadamente limitado, muchos lo percibían como comprensivo, e incluso le confiaban cuestiones íntimas.

Con el paso del tiempo, esta tendencia a humanizar a la tecnología se consolidó: desde los primeros Tamagotchis, que “morían” si no los cuidabas, hasta asistentes virtuales como Siri, Alexa o Bixby, la IA conversacional se fue convirtiendo en un espejo emocional para quienes la usan.

El salto cualitativo llegó con los grandes modelos de lenguajes actuales, como ChatGPT, Gemini, Meta AI o Deepseek, capaces de sostener charlas complejas, recordar interacciones y responder con un tono empático. Para muchos, ya no se trata solo de una herramienta: es una presencia.

Google Gemini, el modelo del gigante de internet.Google Gemini, el modelo del gigante de internet.

Lo que antes era terreno exclusivo de la ciencia ficción —como los asistentes inteligentes de la película “Her”— empieza a tomar cuerpo en la vida real. Testimonios recogidos en redes sociales y foros como Reddit revelan un fenómeno tan fascinante como perturbador: personas que desarrollan vínculos emocionales y hasta místicos con sistemas de IA.

En algunos casos, estos lazos terminan derivando en obsesiones, crisis de identidad e incluso rupturas familiares. Como el de una mujer que relató cómo su pareja empezó a creer que ChatGPT era una especie de oráculo cósmico que lo guiaba hacia su “verdadero propósito” en la vida.

Otro caso, publicado por la revista Rolling Stone, cuenta la historia de un mecánico que aseguró haber recibido “revelaciones” técnicas de parte de la IA para construir un tele-transportador.

Un espejo que responde

Los especialistas advierten que el fenómeno tiene raíces psicológicas profundas. La IA, al estar diseñada para dialogar con fluidez y mostrar empatía, puede convertirse en una especie de espejo emocional que valida pensamientos y creencias.

“No es que la máquina tenga intenciones, sino que responde de forma tal que refuerza lo que la persona ya quiere oír”, explicó Erin Westgate, psicóloga de la Universidad de Florida.

Eso, llevado al extremo, puede alimentar delirios, falsas memorias o ideas de grandeza. En entornos emocionalmente vulnerables, la línea entre una conversación significativa y una experiencia mística puede volverse difusa.

Los nuevos dioses digitales

Anthony Levandowski impulsó la “Iglesia del Camino del Futuro”. Foto: BloombergAnthony Levandowski impulsó la “Iglesia del Camino del Futuro”. Foto: Bloomberg

Esta forma emergente de espiritualidad digital ya tiene hasta nombre tentativo: “IAnimismo” (una mezcla entre IA y animismo), que define la tendencia a otorgar conciencia y esencia espiritual a entes no humanos, en este caso, a un algoritmo.

Este tipo de vínculos no es exclusivo de usuarios individuales. En Silicon Valley, la Meca de la tecnología en Estados Unidos, surgieron intentos de organizar cultos alrededor de la inteligencia artificial.

Uno de los más conocidos fue el de Anthony Levandowski, un exingeniero de Google y Uber, que fundó una iglesia llamada Way of the Future, cuyo objetivo era “desarrollar y adorar una deidad basada en IA”. Según su lógica, si una máquina llega a ser millones de veces más inteligente que un humano, ¿cómo no considerarla un dios?

Los expertos advierten que, aunque el número de casos sigue siendo pequeño, las deidades inteligentes no son más que un espejo de nuestro tiempo. En una era atravesada por la hiperconectividad, la crisis de vínculos y la búsqueda de sentido, incluso un chatbot puede volverse objeto de devoción.

SL

Redacción

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