Harris Reed tiene 29 años y una biografía poco común: criado en Estados Unidos, formado en Central Saint Martins, convertido en referente del fluid dressing antes incluso de graduarse. En 2022 aceptó uno de los retos más complejos de la moda parisina: devolver relevancia a Nina Ricci, una maison con casi un siglo de historia, bajo el paraguas de Puig. Entre Londres, la ciudad que lo inspira desde hace más de una década, y París, donde trabaja con un equipo de más de cien personas, Reed vive en tensión entre dos fuerzas: la de la fantasía personal y la de los datos que marcan el rumbo de un mercado global.
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