El Gobierno de Javier Milei acudió al Tesoro Nacional para responder a una fuerte presión sobre el dólar, interviniendo con ventas de delicadas proporciones que buscaron contener su devaluación.
Datos del mercado señalan que entre finales de julio y agosto —en momentos donde la flotación cambiaria pendía entre bandas de 1.000 a 1.400 pesos por dólar— el Tesoro aplicó una estrategia activa: vendió unos USD 160 millones durante las tres últimas semanas de agosto, y desde el anuncio de la intervención directa se habrían colocado más de USD 180 millones en solo dos jornadas.
El primer día de intervención, explicitada por el Poder Ejecutivo, se estima que el Tesoro inyectó al mercado entre USD 100 y USD 130 millones, canalizados a través del Banco Central.
En tanto, fuentes privadas indicaron que entidades como la consultora Bull Market estimaron montos que alcanzaron los USD 140 millones, siempre dentro de ese marco oficial de intervención vía MULC.
Estas acciones se enmarcan en un contexto de alta volatilidad cambiaria, una economía sensible a los desequilibrios monetarios y un calendario electoral cargado de incertidumbre. El Tesoro, por su parte, dispondría de un “poder de fuego” teórico cercano a los USD 1 700 millones, aunque las ventas realizadas ya acentúan las preocupaciones sobre liquidez futura.