El 16 de julio, el Parlament de Catalunya aprobó la l ey del Estatuto de Municipios Rurales. Es una lástima que el Parlament no disponga de campanario porque el hecho se lo merece por lo que ha costado llevar a buen puerto esta iniciativa legislativa. Hay que agradecer el trabajo de quienes han contribuido a ello y el consenso establecido en la Cámara.
Ahora habrá que estar atentos a que la voluntad política de los sucesivos gobiernos y las asignaciones presupuestarias hagan viables los objetivos de la ley, que son revertir el despoblamiento rural, garantizar el arraigo de las personas y favorecer el reequilibrio territorial. Tres objetivos amparados bajo la idea del reequilibrio de la equidad en nuestro país.
Hay que revertir el despoblamiento, garantizar el arraigo y favorecer el reequilibrio
Pero, ¿qué es la equidad? Es el principio según el cual todas las personas han de tener las mismas oportunidades y nadie se tiene que encontrar con desventajas que son evitables. Equidad implica acceso universal para alcanzar al mismo tiempo el mismo nivel de bienestar; una distribución de los recursos de acuerdo con las diferentes necesidades de poblaciones diversas; y el hecho de garantizar la satisfacción de las necesidades personales para compensar las desigualdades sociales.
Según la Associació de Micropobles de Catalunya ( MdC), hay 484 municipios con menos de 1.000 habitantes. Estos municipios agrupan al 2,5% de la población total, pero sus términos representan el 51% del espacio físico de nuestro país. Este desequilibrio entre territorio y población dificulta que la equidad sea real.
¿Cuáles son las principales demandas que plantean los municipios? Básicamente cuatro: la vivienda, la vigorización de la actividad económica, la movilidad, y el acceso a los servicios básicos.
La vivienda es un problema en todas partes y también en estos municipios, donde hay muchas casas cerradas de propietarios que a veces cuesta localizar y que a menudo no quieren alquilar, aunque la propiedad se deteriore. Habría que solucionarlo favoreciendo rehabilitaciones, construyendo poca obra nueva y huyendo de la uniformización normativa.
Por lo que respecta a la actividad económica, hay que potenciar establecimientos multifuncionales para revitalizar los pueblos, reforzar los lazos comunitarios y hacer más fácil la vida a los vecinos. También habrá que dar más valor a la artesanía, el campesinado, los oficios, la ganadería, el turismo rural,
el aprovechamiento de los bosques, etcétera.
Otro tema que no funciona suficientemente bien en diferentes lugares del país es la movilidad. Muchos discursos a favor del transporte público, pero poca acción. Hay países que salen adelante con una movilidad equitativa en el conjunto de su territorio, habría que seguir su ejemplo.
Y, para acabar, los servicios. El acceso sigue siendo difícil y no está garantizada la equidad entre los ciudadanos. El acceso sigue dependiendo de donde se viva y de las herramientas de transporte disponibles. Y eso no es ni justo ni equitativo, y además vulnera el principio democrático que todo el mundo sea tratado igual y tenga acceso a los mismos servicios.
No hay democracia sin equidad, y no hay equidad sin políticas compensatorias en las demandas planteadas.