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sábado, julio 26, 2025

De las cajas PAN a los ceros de un billete: la muestra que propone una arqueología visual del pasado argentino

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La muestra De origen nacional que presenta Banco Macro con curaduría a cargo de Patricia Rizzo, es un recorrido visual con obras Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino que reflexionan sobre la identidad, la memoria y los signos culturales de nuestro país. En la planta baja del hall de Torre Macro, se confunde la ficción con la memoria de algunos objetos que marcaron generaciones.

En publicidad se dice que una Marca es un nombre, un término, una señal, un símbolo o diseño, también una combinación de todos ellos, que busca identificar los bienes y servicios de un grupo de productores diferenciados de sus competidores. Poniendo en foco la dimensión simbólica de los objetos, el valor estético de los envases y empaques de producción nacional recreados de manera que dejan en claro lo ficcional.

Sin abandonar el vínculo emocional con ciertas marcas que habitan en la memoria colectiva, cada artista elabora obras con registros personales e históricos. Ambos construyen las escenas como congeladas, referencias nostálgicas e imágenes amplificadas que interpelan al espectador desde lo colectivo y lo íntimo.

Campo expandido

La curaduría aporta una mejor aproximación al sesgo cuando declara: «La muestra se articula en torno a la noción de “nacional” como un campo expandido de signos, afectos y relatos. Y agrega: traza una línea entre objetos de consumo, gráficas populares, billetes, marcas, estéticas industriales y herramientas, para proponer una lectura contemporánea de lo local como un archivo afectivo y político».

De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.
De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.

Hay una conexión emocional que puede fortalecer el vínculo entre la marca y el consumidor. Emociones positivas como la felicidad, la confianza y la admiración, se trabajan en asociación compleja con algunas marcas que identifican lo saludable, el encuentro, la fiesta.

El texto curatorial lo explica muy claramente: «A través de distintas materialidades y lenguajes –pinturas, esculturas, instalaciones–, abordan temas como el consumo, la memoria, el diseño gráfico, los relatos históricos y la estética de lo cotidiano. Las piezas que integran la exposición evocan usos y símbolos vinculados al dinero, los modos de producción y las formas de consumo, proponiendo una arqueología visual de nuestro pasado reciente. El resultado es un inventario sensible y preciso de signos que atraviesan generaciones y contextos sociales diversos, resignificados desde el arte contemporáneo».

El complejo pasado monetario y los cambios de pesos y monedas convertidos en esculturas blandas que parecen flotar en el aire o expandirse para lograr romper la escala y valorarlo como obra enmarcada. Estos señalamientos aparecen en las piezas de Emiliano Miliyo (1970), un artista que viene desarrollando una carrera en torno a las marcas, ciertas conexiones emocionales presentes en las memorias de los espectadores con la calidad, el vínculo, el valor y la satisfacción.

Iconografías populares como billetes, listas de supermercado, cajas PAN, bolsas de cemento y juguetes, trabajando desde el cruce de lenguajes y escalas. Dice Miliyo: ‘Trabajo con elementos que todos conocemos. No para idealizarlos, sino para entender por qué permanecen, qué nos dicen de nosotros mismos y cómo los miramos hoy. Obras en las que los límites entre pintura, escultura, objeto e instalación se desdibujan’.

De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.

Sólo quien vivió la época de Raúl Alfonsín, quien inició su gobierno en 1983 con la consigna «con la democracia se come, se cura y se educa» pero su política económica hizo un default en 1988, antes de comenzar la hiperinflación de mayo de 1989, ya circulaban las cajas PAN (Plan Alimentario Nacional) que paliaron los desastres de esa economía. Se entregaban a grupos en riesgo alimentario y contenían una provista básica de alimentos secos. Sus obras se han visto en MALBA, Museo Moderno, CCK, Museo Fortabat, y espacios internacionales como Pinta NY, entre otros. Fue director del Programa L.E.A. en Faena Arts Center.

Un guiño a la historia

En la sala, dos obras se combinan perfectamente con un guiño a la historia del arte. Las Cajas PAN remedan las de Brillo de Andy Warhol, aunque las de nuestro artista paliaban el hambre y las de Andy celebraban el consumo. Detrás en el soporte plano, la marca Poxipol en cuadro apaisado tiene cortes que remedan el espacialismo de Fontana. Para el artista incorporar los elementos de obras de otros artistas, están lejos de querer hacer una cita o un homenaje, «lo que tomo es aquello que pueda ser percibido como un producto, una marca registrada de la historia del arte que sirva como disparador para una reflexión sobre la sociedad contemporánea».

Algunas acuarelas y esculturas en papel de algodón con impresiones inkjet, como las piezas “1.000.000”, “Peso argentino”, “1000 pesos (Escultura)” o “Loma Negra” que tensionan las nociones de valor, representación y circulación simbólica.

En las obras de Aimé se analizan contextos sociopolíticos determinados a partir de la reproducción realista de objetos cotidianos en madera tallada, ensamblada y pintada. Desde maquinarias reconocibles como la de coser hecha en madera ensamblada, torneada para reproducir la maquinaria en lo esencial para que sea operativa, hasta minuciosas réplicas de tarros de pintura, de pegamentos o las viejas cajas de juguetes o fósforos.

De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro. Foto: gentileza.

Elabora una arqueología nacional de distintas épocas, trabajando desde el cruce de lenguajes y respetando las escalas, en obras como “Piano piano si va lontano” de 2019, una instalación con réplicas de las máquinas y objetos del taller de carpintería del abuelo de la artista medidas a igual escala que los originales, variables. “Caja WD-40”, “MIT”, o “La estoica duración” que componen un paisaje material para ser algo así como un traductor entre la estética de lo cotidiano a través de gestos de contemplación, precisión técnica y crítica lúdica.

Cada objeto reproducido contiene una historia. Lo importante no es sólo lo que representa, sino la manera en la que fue conservado, registrado y transformado.”, afirma Aimé Pastorino.

Elaborados en madera tallada y policromada, sus trabajos han sido exhibidos en el Malba, Muntref, Museo Castagnino-Macro, Kunstverein Leipzig. Dialogan con formas del diseño industrial y la memoria doméstica, evidencian y rememoran la construcción de experiencias y memoria colectiva.

Convivencia de talleres

La artista declaraba en un reportaje reciente: «En mi casa convivían los siguientes talleres: el de orfebre de mi padre, el de carpintería de mi abuelo que se complementaba con el de pintura de mi abuela para hacer los más coloridos juguetes de encastre y el taller de artista de mi madre. Antes de estudiar Bellas Artes, ya dominaba técnicas de carpintería, soldado, pintura, dibujo, etc. No es raro, dado ese contexto, que se reitere el interés por el hacer manual en mi obra, ni la elección del objeto como medio de representación».

Cuando las empresas presentan su marca de forma positiva mediante anuncios, promociones y experiencias positivas, los consumidores confían en ella y se sienten satisfechos al comprarla. Según los consumidores, las características más típicas de una relación con una marca son la calidad, el vínculo, el valor y la satisfacción.

Agrega: «En los objetos pueden leerse las tensiones sociales y políticas de una época, también sus valores y deseos, por eso en mis instalaciones el lugar de los sujetos aparece como una contra forma, como un vacío que puede ser ocupado por el espectador y su sensibilidad. Espero que en los vestigios del pasado encontremos la pista que nos ayude a repensar el presente».

Registros personales e históricos, ambos artistas construyen escenas congeladas, referencias nostálgicas e imágenes amplificadas que interpelan al espectador desde lo colectivo y lo íntimo.

De origen nacional, de Emiliano Miliyo y Aimé Pastorino en Torre Macro (Av. Eduardo Madero 1172) de lunes a viernes de 10 a 18 con entrada libre y gratuita.

Redacción

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