Como esos zapateros que tienden a bajar la mirada, obsesionados por los pies de la gente, o los psicólogos que no pueden evitar analizar las derivas emocionales de los seres humanos con los que se tropiezan, mi oficio me arrastra a vivir tratando de encontrar la idea que sustenta a cualquier empresa. Acostumbra a ser en la que está basada su personalidad y su comunicación, y la que acaba construyendo eso que llamamos marca.
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