El alcalde Jaume Collboni abrió la puerta hace unas semanas a impulsar la reconversión de áreas y edificios de oficinas en viviendas. Un frente más para combatir la crisis residencial. Y es que en el mercado de las oficinas hay un antes y después de la pandemia y el confinamiento. Hoy existe más oferta que demanda y la covid ha consolidado el teletrabajo, de manera que las empresas necesitan ahora mucho menos espacio.
El reciclaje de edificios de oficinas en viviendas no va a ser un fenómeno exclusivo de Barcelona. Se trata de un proceso que están experimentando ya otras ciudades globales en medio mundo. Por ejemplo, Nueva York. En la ciudad de los rascacielos, sobran muchas oficinas y edificios enteros están ya transformando su uso, aunque con fines distintos.
La reconversión es un fenómeno global, aunque en Barcelona el proceso va a ser un poco más complicado
El Flatiron, uno de los rascacielos emblemáticos de la ciudad cuya principal singularidad consiste en el ángulo agudo extremo que forma en la confluencia de la Quinta Avenida con Broadway, está reconvirtiendo sus oficinas –uso para el que nació en 1902– en varias decenas de apartamentos de lujo. La iniciativa del Flatiron se está extendiendo a todo el distrito, donde otras torres imitan el cambio.

Oficinas de Iberdrola Inmobiliaria en el Barcelona Fira District
IBERDROLA / Europa Press
Pero no todas las reconversiones se destinan a pisos de alto standing. Así, la torre conocida como 5 Times Square, en el centro neurálgico de la ciudad, abrió en el 2002 para albergar oficinas, pero, entre los atentados del 11-S, la crisis de 2008 y la pandemia, nunca consiguió sus objetivos de ocupación. Ahora se está transformando en uso residencial, con 1.050 pisos, de los que una cuarta parte se prevén de precio asequible.
Se cuantifican en más de 7.000 millones de dólares anuales las pérdidas por las oficinas vacías en Nueva York, que prevé ganar 20.000 viviendas con el cambio de uso. Esos procesos ocurren en todos los downtown o distritos financieros de las áreas metropolitanas de Estados Unidos y Canadá. En este último país, se sigue con especial interés la transformación que tiene lugar en el downtown de Calgary, que muchos toman como modelo.
Londres está pasando por la misma experiencia. La capital británica tiene alrededor del 20% de sus oficinas vacías, la mayor parte en la zona de los Docklands, las antiguas dársenas que se convirtieron en nueva zona económica de la ciudad a partir de la década de 1980.
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La reconversión de oficinas en viviendas se ha convertido, pues, en un fenómeno global que llega también a Barcelona, aunque el proceso va a ser un poco más complicado que en Estados Unidos, donde la legislación urbanística es mucho más permisiva. Para convertir una oficina en vivienda en Catalunya, deben darse ciertas condiciones legales, desde lo que prevé el Plan General Metropolitano (PGM) a que estos espacios, pensados inicialmente para una actividad comercial, puedan tener las condiciones para obtener la cédula de habitabilidad, y esto también tiene costes para los promotores.