En el corazón del Alto Valle de Río Negro y Neuquén late una de las zonas frutícolas más importantes del país. Allí, entre perales y manzanos, se levanta la historia de Mario Cervi e Hijo S.A., una empresa familiar que, desde una pequeña chacra de cinco hectáreas, se transformó en uno de los grandes productores de frutas de la Argentina.
“Producimos un millón doscientas mil toneladas entre peras y manzanas. Para que tengas una idea, en peras producimos cuatro veces el consumo argentino”, cuenta Jorge Cervi, presidente de la compañía e integrante de la tercera generación al frente de la empresa, con la cuarta ya incorporándose.
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El 70 a 75% de la producción de peras se destina a la exportación, con destino a unos 60 países que van desde toda Sudamérica hasta Estados Unidos, Canadá, Europa, el norte de Africa y mercados árabes como Arabia Saudita, Emiratos y Qatar. En cambio, la manzana se comercializa mayoritariamente en el mercado interno. “Ese mito de que lo mejor se va afuera no es tan así: depende de dónde uno compre, pero acá, en el Alto Valle, es el lugar ideal para comer manzanas y peras”, asegura Cervi.
La empresa nació en los años 50, cuando el abuelo Mario —el “nono”— compró un terreno cubierto de monte que debió desmontar y preparar para el riego. En aquel entonces, un manzano tardaba entre 12 y 14 años en dar sus primeros frutos. Para sobrevivir, la familia cultivaba hortalizas y flores. Con el tiempo, la producción frutícola creció y se integraron al empaque y la conservación frigorífica, lo que abrió el camino a la exportación hacia Europa en la contraestación.
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Hoy, de aquellas cinco hectáreas iniciales, la empresa pasó a más de 1.200 hectáreas productivas, consolidándose como un motor económico y generador de empleo en la región.
Consultado sobre los desafíos actuales, Cervi no duda: “Me encanta el título del programa: La Argentina es posible. Tenemos un país tremendo y, particularmente en la fruticultura, la pera argentina es muy reconocida. Nuestro producto es competitivo en calidad y seguridad alimentaria, algo que pocos países pueden garantizar. Eso también es un orgullo nacional”.
Desde el Alto Valle, la historia de los Cervi confirma que con trabajo, visión y perseverancia se puede crecer sin perder la esencia familiar. Una prueba más de que la Argentina posible existe y se cultiva cada día.
Entrevista de Fernando Genesir