[LIMA, SciDev.Net] La deforestación en América Latina está dejando una huella en la salud humana. En la región, alrededor de 2.520 personas mueren cada año por golpes de calor asociados a la deforestación. A nivel global, la cifra supera las 28.330 muertes anuales, concentradas sobre todo en África y el Sudeste Asiático.
Una investigación, publicada en Nature Climate Change, combinó datos satelitales sobre pérdida de cobertura arbórea entre 2001 y 2020 con modelos de temperatura y mortalidad para revelar el costo humano de la pérdida de bosques en todas las regiones tropicales del planeta.
“A medida que se intensifique el cambio climático, el calor extremo será más frecuente y severo, especialmente en las zonas deforestadas que carecen de los beneficios refrescantes de los árboles. En los últimos años ya hemos visto episodios de calor extremo y sequías prolongadas en lugares como la Amazonia brasileña”, resalta a SciDev.Net Carly Reddington, autora del estudio.
Los datos para Sudamérica y Centroamérica demuestran que la región registra la mayor deforestación de los trópicos, con un área del tamaño de Turquía: 760.000 km2 frente a 490.000 km2 del Sudeste Asiático y 340.000 km2 de África.
“Las cifras de América Central y del Sur muestran una situación preocupante. La agricultura, la tala, la minería y otras actividades han transformado vastas áreas de bosque, lo que ha contribuido a un aumento sustancial de la temperatura local. Esto significa que la deforestación es uno de los principales factores que contribuyen al calentamiento de la región, más que el cambio climático global por sí solo”.
Carly Reddington, Instituto de Ciencias del Clima y la Atmósfera, Facultad de Tierra y Medio Ambiente, Universidad de Leeds, Reino Unido
Además, Latinoamérica registró el mayor aumento de temperatura inducido por la deforestación (+0,53 °C), en comparación con África (+0,39 °C) y el Sudeste Asiático (+0,37 °C).
“Las cifras de América Central y del Sur muestran una situación preocupante. La agricultura, la tala, la minería y otras actividades han transformado vastas áreas de bosque, lo que ha contribuido a un aumento sustancial de la temperatura local. Esto significa que la deforestación es uno de los principales factores que contribuyen al calentamiento de la región, más que el cambio climático global por sí solo”, añade Reddington.
El estudio revela que la pérdida de bosques explica cerca del 70 por ciento del calentamiento observado en las zonas deforestadas de América Latina.
“En general, las regiones con el mayor calentamiento inducido por la deforestación corresponden a las regiones con la mayor pérdida forestal, particularmente en el Arco de Deforestación en el sur de la Amazonia y Sumatra y Kalimantan en Indonesia”, advierten los autores.
Pese a que la región latinoamericana presenta el mayor calentamiento local asociado a la deforestación, también es la que tiene menor población expuesta a los efectos del incremento de temperatura: 67 millones de personas. Esto, explican los autores, se debe a que en las áreas rurales de América Latina vive menos gente en comparación con otras regiones tropicales.
En contraste, África destaca como la región tropical con más personas expuestas (148 millones), seguida del Sudeste Asiático (122 millones).
Reddington advierte que las menores cifras en el caso latinoamericano “no significa que los riesgos para la salud sean bajos. Muchas comunidades de estas regiones, en particular las poblaciones de bajos ingresos, rurales, tradicionales o indígenas, pueden enfrentarse a riesgos para la salud relacionados con el calor mucho más elevados”.
La autora detalló a SciDev.Net que Brasil, México y Colombia concentran la mayor cantidad de población expuesta: 21,7, 8 y 7,3 millones de personas, respectivamente.
“En general, estimamos que 345 millones de personas estuvieron expuestas al calentamiento debido a la deforestación entre 2001 y 2020”, indica el estudio.
David Rojas, epidemiólogo ambiental de la organización Lancet Countdown Latinoamérica, quien no fue parte de la investigación, dijo a SciDev.Net que un factor importante a considerar son las condiciones en las que vive la población cercana a las áreas deforestadas.
“Es verdad que en las áreas más rurales, donde todavía hay mucha naturaleza, la población expuesta a estas condiciones es menor. Pero muchas de estas poblaciones viven en mucha deprivación social, alimentaria, a veces, ocupacional y de los servicios sanitarios y de agua potable, que son grandes determinantes de la salud”, agregó.
Los hallazgos plantean un desafío urgente para América Latina: detener la deforestación no es solo una cuestión ambiental, sino también de salud pública y justicia social, precisan los autores.
En ese sentido, Rojas considera que el mayor aporte del estudio es generar evidencia que impulse a los gobiernos a replantearse la continuidad de los modelos productivos que impulsan la pérdida de bosques.
El artículo nos da una magnitud del problema que debería ser suficiente para que nosotros, como sociedad, empecemos a tener una conversación sobre cómo alejarnos de este tipo de actividad humana, puntualizó.
Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net.