Una investigación judicial permitió desmantelar en las últimas horas a una organización familiar acusada de robar carne de un frigorífico en Mataderos para revenderla en carnicerías del Área Metropolitana de Buenos Aires. Los implicados, apodados “los carniceros infieles”, eran empleados del propio establecimiento y contaban con la colaboración de sus hijos, quienes participaban en el traslado y distribución de la mercadería.
El caso comenzó a investigarse luego de que los propietarios del frigorífico detectaran pérdidas económicas que no lograban explicar. Las irregularidades contables motivaron una denuncia que dio inicio a un operativo a cargo de la División Defraudaciones y Estafas de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante semanas, los agentes llevaron adelante tareas de inteligencia, revisión de cámaras de seguridad y vigilancia encubierta en horarios estratégicos. Fue así como lograron reconstruir el circuito delictivo: aprovechando su acceso al depósito, los empleados cargaban en vehículos furgón cantidades de carne muy superiores a las que figuraban en las facturas, que luego eran colocadas en distintas carnicerías de la Ciudad y el Conurbano.
De acuerdo con la investigación, en cada viaje sustraían entre 100 y 300 kilos de achuras y embutidos, con un valor estimado en 800 mil pesos por operación. La maniobra se habría extendido al menos durante ocho meses, sin levantar sospechas internas.
Con las pruebas reunidas, el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 35 autorizó una serie de operativos que permitieron interceptar una de las camionetas utilizadas por el grupo. Al comparar el peso real de la carga con la documentación respaldatoria, los policías confirmaron el faltante.
En paralelo, se realizaron allanamientos tanto en el frigorífico como en los domicilios de los involucrados. Allí secuestraron grandes cantidades de carne, documentación contable, celulares y dinero en efectivo, además de descubrir que uno de los puntos de reventa pertenecía a uno de los propios trabajadores acusados.
Los cuatro detenidos —dos empleados y sus hijos— quedaron imputados por defraudación y robo agravado. Mientras tanto, la Justicia busca determinar si había otros comercios involucrados en la red y si el esquema de desvíos tenía ramificaciones mayores.
Fuentes policiales explicaron que este tipo de maniobras suele detectarse recién cuando la escala del robo empieza a impactar directamente en la rentabilidad de las empresas. Por eso, destacaron el rol de los controles internos como primer indicio para iniciar la investigación.