Por Clara Razu
Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos informó que la actividad económica mejoró. Todas las variables son negativas, pero, según el INDEC, la economía está mejor. Lo que es cierto es que algunos sectores económicos crecieron, por ejemplo, la actividad financiera. No obstante, ayer se conoció que los bancos declararon pérdidas. También dicen que creció la actividad primaria, que no tiene mucha tracción en el empleo.
Es extraño que, al mismo tiempo que la actividad crece, hay más despidos y cierres de empresas. Es raro porque, si la economía crece, el empleo crece. Lo que pasa es que el Gobierno hace mal las cuentas. O más que hacer mal las cuentas, es delicado en sus cálculos. Es raro el INDEC de Marco Lavagna.
Más allá de estar técnicamente o no en recesión, la caída económica es evidente. Hay muchos ejemplos, como una planta de Suipacha que despidió a 150 trabajadores, 150 de una ciudad que tiene 9.000 habitantes.
En la economía, hablamos de mercados de factores productivos y mercados de bienes. En el mercado de factores productivos estamos los que contribuimos a la producción, como las empresas, el capital, los dueños de los recursos naturales y los trabajadores. Todos recibimos una remuneración por nuestro aporte productivo. Pero, cuando no hay producción, no hay dónde aportar y nadie recibe una remuneración por lo que hace. Entonces, cómo se resuelve el problema de que no haya dinero, pero haya bienes. En estos casos, hay que poner dinero.
Salarios bajos y el fantasma del 2001
Ayer, se reunió el Consejo del Salario Mínimo, que, hoy, está en 322.000 pesos. La CGT propuso un SMVM de 553.000 pesos, y la CTA Autónoma, uno de 736.000. El sector empresario ofreció solo 4.000 pesos más. Este Gobierno tiene despidos, bajos salarios, ventas pobres y un crecimiento de la pobreza. Pero los datos del INDEC no parecen ser negativos. Eso es porque el INDEC toma ingresos informales que no tienen una comprobación científica.
Esto nos lleva al 2001, en que la crisis explotó con deflación. El problema no es la deflación, es la falta de dinero, que se traduce en una baja en la recaudación impositiva. Al tener una baja acá, el Gobierno ajusta más el gasto para seguir mintiendo con el superávit.
El desempleo y el mercado de bienes
El Gobierno dice que, en todo momento y lugar, la inflación es un fenómeno monetario. Y yo respondo que, en todo momento y lugar, el desempleo no es un problema del mercado laboral. El desempleo es un problema de la demanda agregada del mercado de bienes. Entonces, no hay reforma laboral que aumente el indicador de empleo. Para eso, hay que remitirse a los datos empíricos, o bien, a los de la experiencia.
El desempleo no se resuelve con leyes en el mercado laboral. Puede haber una modernización, pero cómo se incorporan trabajadores a la tecnología, cómo modernizar la metodología de producción, etc. La modernización implica reformas, pero hay que discutir qué. Porque volver a la esclavitud no es eficiente para la producción ni para la mejora de los indicadores de desempleo.
El Gobierno debería saber que no se puede bajar el desempleo con una apertura importadora, que hace que empresas como Whirpool o las que están en Tierra del Fuego tengan que cerrar porque les bajan las ventas.
