Nieve, cenizas volcánicas y rutas cerradas: los inviernos extremos no impidieron que los equipos de emergencia de la cordillera respondieran
Después de 33 inviernos marcados por grandes acumulaciones de nieve, cierres de rutas por avalanchas, erupciones volcánicas y cenizas que tapaban caminos, hubo algo que nunca cambió: la necesidad de llegar a tiempo.
A veces fue a «punta de nieve», con oruga, cuando todo lo demás fallaba. Porque cuando alguien necesita atención urgente en la montaña, no hay excusa que alcance: hay que estar.
Desde el transporte de pacientes en situaciones críticas, hasta la atención en parajes aislados, los inviernos de la cordillera neuquina han sido un desafío constante.
La experiencia, el compromiso y la adaptación fueron clave para no interrumpir nunca la respuesta ante la urgencia.
Hoy, con nuevas herramientas, como una ambulancia con orugas, y la misma vocación, el trabajo sigue. Porque en la cordillera, cada minuto y cada paso sobre la nieve cuentan.