La introducción del visón americano en la Argentina durante la década de 1930 fue impulsada por la industria peletera. Pasó a ser una especie invasora y las consecuencias ecológicas y sanitarias apenas comienzan a ser comprendidas.
Recientemente, un estudio publicado en Research in Veterinary Science demostró por primera vez la caracterización molecular del parásito Toxoplasma gondii en ejemplares de visón americano en la Patagonia.
El estudio señala que el visón americano, por sus hábitos semiacuáticos y su comportamiento alimentario, facilita el contacto con ese tipo de parásitos.
El equipo científico estuvo integrado por Marina Runco, María Laura Gos, Lais Pardini, Mariana Bernstein y María Cecilia Venturini, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata y al CONICET.
Laura Guichón y María Virginia Rago del Grupo de Ecología Terrestre de Neuquén en el instituto INIBIOMA en Junín de los Andes, y Luciana Piudo, Alejandro González y Martín Monteverde, del Centro de Ecología Aplicada de Neuquén (CEAN), también colaboraron.
La investigación consistió en la recolección de muestras de cerebro de setenta y dos visones americanos en la provincia de Neuquén, al sur de la Patagonia argentina, entre 2019 y 2022.
Los investigadores emplearon técnicas de PCR cuantitativa para detectar ADN del parásito. La prevalencia detectada (15%) es la primera reportada en el continente americano para la especie y representa el primer reporte molecular en Argentina.
Los valores resultaron menores a los de visones silvestres de Polonia (25%) y Reino Unido (29,2%), pero superan los registrados en España (9,2%) y China (8,6%).

La sorpresa
“La caracterización genética de los parásitos detectados arrojó un hallazgo inédito: se identificó un nuevo genotipo no clonal”, comentó a Diario RÍO NEGRO Lucía María Campero, del Conicet en el INTA Balcarce.
El análisis filogenético mostró que este genotipo se agrupa con variantes de alta variabilidad genética, antes identificadas en gallinas del norte de Argentina, y que están relacionadas con cepas de virulencia media o elevada de Brasil y con casos de toxoplasmosis ocular humana en Argentina.
“La detección molecular en cerebros de individuos silvestres aporta información valiosa sobre las condiciones sanitarias de los visones que habitan ríos y lagunas de la Patagonia”
Lucía María Campero, del Conicet en el INTA Balcarce.
El estudio también evaluó posibles factores de riesgo asociados a la infección por el parásito. “Aunque los machos y los adultos mostraron una mayor propensión a la infección, no se hallaron diferencias estadísticamente significativas en relación con el sexo ni la edad”, contó la investigadora.
Las probabilidades estimadas de infección fueron de 7,7% para hembras juveniles, 11,1% para machos juveniles, 11,3% para hembras adultas y 16,1% para machos adultos.
“La identificación de este nuevo genotipo del parásito en la Patagonia, a más de mil quinientos kilómetros de las regiones donde se habían detectado variantes similares, sugiere una dispersión geográfica facilitada por el movimiento de animales y aves”, explicó Campero.
La detección de Toxoplasmosis gondii en el visón americano en el norte de la Patagonia indica la circulación de este parásito en la región y la potencial contribución de la especie a su diseminación, tanto en ambientes naturales como en aquellos modificados por el ser humano.

Qué es Toxoplasma gondii y cómo impacta
Toxoplasma gondii es un parásito microscópico responsable de la enfermedad llamada toxoplasmosis, que puede afectar a animales y humanos en todo el mundo. Los huéspedes principales de este parásito son los gatos, que expulsan los huevos microscópicos en sus heces.
Otros animales y personas pueden infectarse al ingerir agua, tierra o alimentos contaminados con esos huevos. Los síntomas en la mayoría de las personas suelen ser leves o casi inexistentes, similares a los de una gripe.
Sin embargo, la toxoplasmosis puede causar problemas graves en personas con el sistema inmunitario debilitado y en mujeres embarazadas, ya que el parásito puede llegar al feto y generar complicaciones serias.
La toxoplasmosis también afecta a la vida silvestre y al ganado, lo que la convierte en un foco de atención para la salud pública y la veterinaria.
Para disminuir el riesgo de infección, las recomendaciones incluyen cocinar bien la carne, lavarse las manos frecuentemente y evitar el contacto directo con heces de gatos.
Estudios científicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman la presencia extendida de Toxoplasma gondii y la importancia de la prevención en todo el mundo.





